Gastar o invertir
Este es el gran dilema al que Sánchez se enfrentará en pocos días. Europa nos pedirá unos presupuestos y una declaración de cómo nos gastaremos los 140.000 millones de euros que nos tienen asignados. Nos van a exigir dedicar a la inversión buena parte de ese enorme pastel, y a mí me parece que ni Sánchez y menos Iglesias están por la labor. Sus intenciones más bien parecen inclinarse por el gasto.
En España a los “progresistas” les encanta gastar. Al centro derecha la inversión, crear riqueza, trabajo y seguridad, que es lo que a la postre trae progreso con mayúsculas y bienestar general. Esto es lo que hacen las naciones a las que deberíamos imitar.
España está en Europa y a nivel mundial bien situada en lo social, económico y renta per cápita. Pero cuidado, porque nos estancamos por no decir que perdemos puestos.
No es sensato querer un bienestar igual al de los países con un PIB y una renta per cápita muy superior y más cuando tenemos un endeudamiento que nos va a llevar a la ruina. Es irresponsable sacar los pies más allá de donde llega la manta, pues quedas al descubierto. Toda la familia, empresa o gobierno debe pensárselo bien antes de gastarse lo que no tiene. Mejor invertir para obtener mayores ingresos.
Hay gasto que genera progreso y bienestar como sanidad, investigación, infraestructuras... Pero aquí, ahora y hace tiempo el derroche es descomunal. En eso estamos en primerísima línea.
Hagamos caso a Europa y al sentido común, del que a todas luces no andamos muy sobrados, y como ellos ayudemos a empresas y a todo aquél que de veras quiera trabajar y dar trabajo.
Solo con unas empresas y unas clases medias fuertes y sólidas podremos mantenernos en el pelotón de cabeza. En Europa, las naciones que miran al futuro es lo que hacen además de bajar impuestos. Trabajar y ayudar al que crea trabajo, no hay otra. Reducir o mejor anular todo gasto superfluo, que hay muchísimo donde recortar. No creáis al que nos quiera vender cantos de sirena. Mentiras y humo. Que Europa nos ilumine y nos dirija, pues yo temo que nos lleven por el sendero bolivariano.
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