¡Burros!
En medio de las noticias tenebrosas de cada día, hoy me he levantado con una buena noticia; estupenda, diría yo:
Al toque de corneta de la ministra Celaá, los rebuznos de sus señorías (izquierdas y nacionalistas, en este caso) se han propagado por el salón de congresos para anunciar el vergonzante voto positivo a la propuesta ministerial de dar el título de Bachillerato "sin límite de suspensos".
Me hago cruces en todas direcciones recordando que en los años sesenta, estudiar becado (mi caso) implicaba mantener una nota media de 7. Dos trimestres por debajo, en cualquier curso y... bye, bye. Adiós beca.
El burro doméstico o "equus africanus asinus" que, después de miles de años ejerciendo de campesino, obrero, taxista, pastor, aguador, bombero o minero, estaba en proceso de extinción, ha cobrado vida gracias a una nueva generación de congéneres, animales políticos de variadas tendencias, que han llegado para "regenerar" la vida pública española y que, prometen, han venido para quedarse.
Sin embargo, esta nueva hornada de simpáticos "burritos" que serán los burros del mañana han celebrado esta buena nueva de la ministra Celaá con regocijo y litronas, saltándose de paso las normas contra el covid del uso de la mascarilla y la distancia social.
Renuncian estos especímenes al esfuerzo y dedicación que implican conseguir una carrera de prestigio y notable compensación salarial, a cambio de trabajos menos duros, de ocio y de baja cualificación, como jornadas y paseos de turismo rural, sesiones de terapia con asnos, ordeño de burras para hacer jabón con la leche obtenida, e incluso burros pastores para proteger rebaños de rumiantes contra el lobo.
La España pujante de décadas anteriores -donde el rebuzno de su vecino quejándose de bajos sueldos, altos impuestos, carestía de la vida, pensiones de miseria, se quedaba en el ámbito doméstico-, convertida en un parque temático, donde los musicalizados rebuznos de sus señorías se expandirán por todos los rincones de la geografía patria "al paso alegre de la paz".
Hasta aquí hemos llegado por (o gracias a) gobiernos cedentes, inanes e irresponsables, a los que les importan un pito su país y el futuro de sus paisanos. Todos más burros, "Nadie se quedará atrás".
Nota: Se da la circunstancia de que, por indescifrables influencias astrales, el 8M es el Día Internacional del Burro (he notado el respingo de alguna feminista), lo que no debe preocupar al Ministerio de Igualdad y su erudita titular, puesto que el 8M no se refiere en este caso, a marzo, sino a mayo.
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