Visado presidencial
Es verdad que el Rey emérito ha dado momentos a la nación que no se pagan con dinero, pero eso no niega la evidencia de que, aunque a veces nos gustaría, una persona no se divide en dos partes en la que en una lleve las medallas y en la otra las condenas, así que solo queda llevarlas en una que, mal que nos pese, deberá aguantar de todas. Estaría bien poder saber los parabienes con que Pedro Sánchez selló ese visado real con valor de sentencia en vista de lo desprendido de su carácter cuando negocia asuntos delicados de Estado, aunque supongo que si así se hizo fue porque la maleta llevaba más peso del previsto y que si en ese sello iba la estabilidad de España, bien estará la llave de la maleta en el fondo del Océano.
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