Vivir en constante humilladero ¡Peligro!
La libertad de conciencia no es una circunstancia sino la esencia del principio "libertad" y la primera consecuencia del principio "democracia".
Si esto lo trasladamos a todas las parcelas de la actividad personal y social, podremos presumir de ser personas demócratas, libres e independientes.
Si, sin embargo, aparcelamos nuestra identidad, tendremos que justificar cada espacio, para más tarde intentar explicar éticamente cada decisión.
En la sociedad que hemos construido hay "entidades" meramente asociativas con fines de "convivencia social" y existen otras "entidades" cuyo fin es la participación ciudadana en el ámbito político.
Los estatutos de cada una de esas "entidades" podrán acotar las actuaciones personales, pero jamás la posición de "libertad de conciencia individual"... Si esto ocurriera se estaría ante lo que conocemos como partidos o asociaciones totalitarios, de pensamiento único.
Estas son las bases identitarias de cualquier persona que se declara demócrata, libre e independiente.
La realidad, sin embargo, en nuestra parcela política es muy distinta, las conciencias vagan humilladas, obligadas a pasar por las "horcas caudinas", sí o sí y si no también.
Entran en juego diversas circunstancias: la económica, coartando muchas decisiones personales... La silla o sillón, losas pesadas para cualquier proyecto personal... La falta de preparación, se dan los cargos por servicios prestados... La difuminación del hondo significado moral del concepto político... Todo o nada, pasillo o rincón, señor o sirviente...
Conclusión: obediencia ciega a costa de la libertad de conciencia, de los principios sociales, morales e incluso identitarios. París bien vale una misa ("Paris vaut bien une messe"), una genuflexión, una postración, una sumisión.
Lo peor que puede pasar a una persona, que se dice "servidor del Pueblo y del Estado", es terminar caminando doblado y con chepa... La foto no engaña, humilla.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

