Moción de cordura general
Realmente creo que algo importante deben de tener los políticos en mente cuando toman decisiones que al resto de la ciudadanía nos parecen incomprensibles, con una seguridad y aplomo que nos obligan a reflexionar sobre la sensatez de las mismas mientras ganan tiempo para tramar el próximo desaguisado nacional. Desde hace dos semanas han caído bajo la influencia de una fuerza centrifugadora disparatada de la cual ya les es imposible salir sin ayuda profesional. Además del cúmulo de desvaríos cometidos en la Comunidad de Madrid, que ha sumido a los madrileños en un estado de alarmante confusión social que los mantiene expectantes a la espera de decisiones salvadoras pero en peligro inminente de caos ante la dudosa cordura de las mismas, ahora se ponen a debatir una moción de censura con la consiguiente pérdida de tiempo y retahíla de insultos que, esperemos, al menos no salgan allende nuestras fronteras, pues optaríamos también al galardón al Congreso más barriobajero sin tiempo a habernos recuperado aún del concedido recientemente por la peor gestión mundial de la pandemia y alguno igual delictivo que no sería extraño nos hubieran concedido y no nos hubiéramos enterado. Los bancos de alimentos no dan abasto, familias sin saber si mañana tendrán para la luz o el alquiler, en fin, sin saber qué hacer, y ustedes parecen mantenerse ajenos a esta situación, más preocupados por su futuro profesional, por exponer sus logros y arrojarse sus fracasos que por alejarnos del abismo. Aunque lo complicado en sí del momento no hace presagiar nada bueno aun poniendo los cinco sentidos y alguno más que deben ustedes de tener a mayores, en vista de los sueldazos que se calzan, no nos resignamos solo a dejarnos llevar. Reconozco que un ciudadano ejemplar nunca debiera pronunciar estas palabras y por eso las pronuncio yo: nosotros no estamos gobernados, nosotros estamos abducidos.
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