La sociedad, en estado de shock
Que la crisis sanitaria se le ha ido de las manos al Gobierno es algo que salta a la vista y que genera una enorme desconfianza en una sociedad que ya no sabe por dónde le vienen los tiros, que llegan de todos lados.
Que el Gobierno y las comunidades no se han puesto de acuerdo, a pesar de las interminables e infructuosas conferencias interterritoriales, es más que una evidencia que se manifiesta en los vaivenes a que nos tienen sometidos.
Que los ciudadanos ya no nos creemos nada de lo que nos dicen unos y otros es una realidad que también se manifiesta en actitudes y comportamientos derivados de la crispación generalizada por la ineficacia de nuestros representantes políticos.
Y que, como consecuencia de este desaguisado, el Gobierno ya no sabe qué hacer y se descuelga ahora con todo tipo de ofertas a la carta a las comunidades, que incluyen: el toque de queda, el confinamiento general o perimetral, más el correspondiente estado de alarma. No se han contemplado, de momento, los estados de excepción y de sitio, aunque quién sabe si podrían llegar, también, a decretarse.
Se desconocen las respuestas definitivas de los responsables territoriales a ofertas tan tentadoras, aunque algunas ya han mostrado sus preferencias. Es de suponer que la mayoría se van a decantar por el toque de queda porque lo han puesto de moda los franceses.
Hablando en serio, que entre unos y otros no tienen en estado de shock.
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