En el espacio
"Eres lo único que veo entre la niebla / Lo único que vale la pena / Eres lo único que tengo que hacer / Lo único que queda", así entona el gran Leiva el estribillo de uno de sus grandes temazos. Ese estado brumoso, tenebroso, nebuloso que describe posiblemente esté precedido de una pérdida, una deslealtad, una falsedad, una frustración, un desamor. Cosas de la vida. En mayor o menor medida, estamos todos en el mismo juego. Pero no nos pongamos sentimentales todavía.
El hombre es un ser social, nos relacionamos los unos con los otros: nos enfadamos, discutimos, nos caemos -bien, mal o regular-, nos queremos, nos amamos. Estamos hechos para afuera y para adentro.
Cuando nuestro interior flaquea depositamos nuestra confianza en un agente externo que nos salve de nuestra miseria particular. Un buen amigo, un hermano, un padre, una madre, una novia o una barra de un bar. Algo que nos auxilie cuando nuestros delirantes pensamientos no hacen más que enterrarnos en galerías y más galerías de la mina de nuestra desventura.
Es en esos momentos en los que puedes acariciar el núcleo interno del globo terráqueo con las yemas de los dedos, cuando te decides a buscar esa luz entre la niebla. Es ahí cuando el yo, a veces, puede ser más efectivo que el tú o el él. Eres tú y tu mierda. Nadie te quiere más que tú. Piénsatelo bien antes de agarrarte a un hombro que, quizá -ojalá no sea así-, te compre un billete de ida sin vuelta hacia el lugar más oscuro que pueda albergar nuestra pequeña y enrevesada chola.
Desde mi más absoluta ignorancia, creo que Leiva en su canto se refiere al Salvador. En ese caso le exonero de responsabilidad por esa trágica y arriesgada decisión de elegir en quien apoyarse para salir de las tinieblas. No ha lugar a error. Él no es él, ellos o ella. Él no es de carne y hueso, Él siempre está contigo. Siempre está con nosotros.
"Eres lo único que veo entre la niebla / Lo único que veo en la tormenta". Así acaba. Pero como bien dijo el Sabio de Hortaleza un diecisiete de junio del dos mil uno en Mallorca: "Siempre que ha llovido ha escampado". Desde el espacio.
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