Cada cual en su sitio
Hoy es un día señalado porque Vox ha vencido en el Congreso. Sí, ha vencido a pesar de haber perdido -como era de suponer- la moción de censura que presentaba contra un Gobierno exterminador de nuestra nación, de todas sus instituciones y de vidas y recursos de los españoles. Y Vox ha triunfado principalmente por dos razones a cual más importante.
La primera, porque ha demostrado -para todos aquellos que no lo conocían o tenían una idea tergiversada de lo que era por pereza mental, prejuicios, falta de información, engaños y manipulaciones del resto de partidos políticos y sus innumerables medios afines y comprados- ser el único partido con un proyecto sólido, razonable y alejado de todo extremismo con el que se han empeñado en calificar con ahínco tanto los partidos de extrema izquierda, como separatistas, filoetarras y falsas derechas. Pero el tildar al contrario de ser todo aquello que es uno mismo y hacer lo posible por ocultarlo mediante engaños ya sabemos que es la táctica de los totalitarios y los vendidos. Y también, con menor grado de culpa, de los psicóticos. Vox ha defendido su proyecto con valentía y rotundidad, sin apartarse ni un solo momento de las buenas formas y evitando adjetivaciones insultantes, como las que el resto de los partidos, el PP incluido, han vertido contra él
La segunda razón de la victoria lograda en esta sesión por Vox ha sido hacer que Casado se quitara por fin esa careta que, aunque últimamente mostrara innumerables grietas que dejaban entrever al personaje que trataba de ocultar, seguía haciendo uso de ella para esconder su verdadero rostro. Un rostro cargado de impensable e injustificable odio hacia el amigo natural, hacia el partido gracias al cual gobierna en algunas comunidades; cargado de envidia hacia los que tienen firmes convicciones de acuerdo a su ideario político y anteponen el bien de los ciudadanos a un puñado de votos; cargado de rencor y capaz de todas las traiciones hacia el partido que está ganando todos los votos que han perdido -y seguirán perdiendo- creyéndose obsesivamente la ensoñación de ser dueños de ellos.
Con el rostro imberbe inicial y discursos de regeneración del nuevo PP, engañó a muchos votantes que vieron en él la vuelta al partido que había destruido Rajoy. Pero después de la farsa de la lucha entre las dos supuestas tendencias internas (regeneracionistas y rajoyanos) en unas elecciones primarias, se hacía necesario ir dejando ver la barba rajoyana, la verdadera cara de Casado, la verdadera tendencia que subyace dentro de lo que alguna vez fue el PP. ¿O no?
Y hoy gracias a Vox, y para aquellos que sigan creyendo que el PP es un partido de la oposición al más que nefasto Gobierno, que abran bien los ojos y se den cuenta de que este partido tiene el mismo proyecto para nuestra nación que el de la izquierda. Los tiempos serán algo más lentos, el consabido "control de los tiempos", pero los fines son los mismos, y esto ya lo comprobamos con Rajoy -no derogando (con mayoría absoluta) ni una sola de las leyes impuestas por ZP, permitiendo referéndum ilegales, acercando y liberando a asesinos etarras, abandonando el puesto al enemigo para emborracharse- y lo hemos comprobado hoy con Casado, alabado por PSOE, Podemos e independentistas, tras el ataque cobarde, mezquino y acomplejado a Vox. Sumándose así al cordón sanitario impuesto a Vox por el resto de partidos cuyo objetivo es la destrucción de España. La primera recompensa a esta felonía de Casado la veremos en breve con el reparto del poder judicial y el cese en la persecución al Gobierno de Madrid.
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