El asunto del cemento (VI)
En la atmósfera primordial de la Tierra todo era fundamentalmente anhídrido carbónico (CO2), que, incorporado a los mares, se convertía en el ión -CO3H y reaccionaba con el ++Ca para dar CO3Ca: el cual se precipitaba al fondo marino formando la piedra caliza. También en aquellas aguas, diversos y abundantes moluscos, formaban su concha de carbonato cálcico, lo que condujo a grandes sedimentos de conchas que formaron también grandes estratos de calcita. Luego llegó la humanidad que, con el uso del barro en adobes, dio lugar a construcciones de ladrillo, y, con sus alfareros y ceramistas, a ánforas contenedoras cuando se dio uso a la arcilla. En algún momento alguien puso piedra caliza junto al fuego, y se descubrió la cal, el mortero y la argamasa: la cal (OCa) al formarse desprende el anhídrido carbónico (CO2) sobrante del carbonato cálcico (CO3Ca) de la piedra caliza. En otro momento se juntó piedra caliza y arcilla, y con la revolución industrial, se puso en marcha la fabricación del cemento Portland: piedra caliza, arcilla, y oxido férrico, metidos en un horno inclinado que los va calentando progresivamente mediante quemadores hasta obtener una fusión que se denomina clinker; la cual enfriada y molida es el cemento. Al principio del horno, la piedra caliza se convierte en cal y emite CO2 a la atmósfera, con los quemadores del horno también produciendo CO2. Se tiene establecido que por cada kgr. de cemento hay un kgr. de CO2 emitido a la atmósfera. Este es un asunto del que apenas se habla: las emisiones de CO2 a la atmósfera por esta causa son el 8% de las emisiones globales. Lo cual, teniendo en cuenta que las emisiones hasta ahora por la generación de electricidad eran del 13,5%, hace al menos que este asunto del cemento sea equiparable al de las térmicas generadoras de electricidad.
La industria del cemento asturiana siempre fue generosa con nosotros, y esperamos que lo siga siendo poniendo en marcha nuevos proyectos. Tanto los propios de la industria del cemento como el investigar su obtención por métodos electrolíticos generando Ca(OH) por una parte al descomponer la caliza, y por otra H2 en el cátodo, y CO2 y O2 en el ánodo. Es decir: obteniendo combustibles para alimentar el horno. Pero también poniendo en marcha otro tipo de proyectos ligados a capturar CO2. Como podría ser la selvicultura para obtener maderas para nuevas edificaciones en busca de un urbanismo más extenso y horizontal que buscase descender la verticalidad del cemento en las ciudades, cuya progresión comienza a ser insana.
También, además de esas inversiones en selvicultura, podría haber inversiones en acuicultura de moluscos con concha para la industria alimentaria. Todas estas inversiones compensarían las posibles emisiones de CO2 por la industria del cemento. También se podría favorecer la producción de biomasa para producir papel, o un producto derivado como el cartón, que impregnado con algún tipo de cemento o cal, podría formar placas contrachapadas aislantes e ignífugas (?) para las nuevas edificaciones.
Desde Asturias deberíamos ser líderes en los mercados globales elaborando productos que, de cara a la economía del CO2: cuanto más ahorremos en emisiones de CO2, o cuanto más CO2 acaparemos con su producción, más nos enriquecerían tales productos con sus pedidos, al ser favorecidos por las normas y sus descuentos. Esta innovadora economía tendrá que llegar y, por tanto, llegará.
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