Casado frena a la extrema derecha
Pedro Sánchez y su Gobierno, como era previsible, pasaron este jueves con nota sobresaliente la moción de censura presentada por Vox. No obstante, además del presidente del Gobierno, hubo otro gran vencedor en esta moción: Pablo Casado, el presidente del PP, "revolucionó" el jueves la Cámara al subir a la tribuna de oradores y lanzar un ataque furibundo contra Abascal, al que reprochó el haber presentado la moción en los momentos críticos por los que atraviesa el país. El líder del PP anunció su "no" en la votación, acusando al líder de la ultraderecha de no haber presentado ni una sola propuesta de alternativa al actual Gobierno, "lo único que nos ha hecho a los españoles es perder el tiempo", le espetó Casado. Más adelante el líder de los populares arrinconó aún más en el ring de combate a Santiago Abascal, al que le indicó: "No a la polarización que usted necesita, no a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo; no a ese engendro antiespañol que patrocinan". Las palabras de Casado cayeron como una gran losa en la bancada de la ultraderecha, que no daba crédito a lo que terminaba de escuchar por boca del que hasta entonces consideraba su amigo.
A partir de ese momento, la "derechita cobarde" y la ultraderecha de Abascal protagonizaron, con luz y taquígrafos, su feroz lucha por el espacio político de la derecha española. Y en esa lucha sin cuartel que los espectadores hemos podido presenciar en directo el gran vencedor de este primer asalto, sin duda alguna, ha sido Pablo Casado, quien ha querido marcar distancias con la extrema derecha, frenando cualquier tipo de avance. Por su parte, Santiago Abascal le recordó al líder del PP su "matrimonio" en la comunidad andaluza, en la madrileña y en la de Murcia. Horas más tarde de esa advertencia del líder de Vox se hacía realidad al anunciar, este mismo jueves, tras el no de Casado, que "están dispuestos a encarecer sus apoyos en las negociaciones para la aprobación de los Presupuestos para 2021 en la comunidad andaluza.
Sin duda, lo más lamentable de estos dos días de debate ha sido la pérdida de tiempo que los señores diputados han dedicado a una moción que no tenía ninguna posibilidad de éxito. En definitiva, el debate se convirtió en un pimpampum de descalificaciones entre las dos bancadas, la de la derecha y la de la izquierda. Lo vergonzoso de la situación fue comprobar cómo ninguna de sus señorías se preocupó de hablar de los verdaderos problemas que nos afectan a los ciudadanos: emergencia sanitaria, educación, futuro de las pensiones, servicios públicos, creación de puestos de trabajo.
A Abascal le ha salido el tiro por la culata. Sus amigos del PP le dieron la espalda. Casado se ha dado cuenta de que si continúa apoyando a Santiago Abascal, este podría terminar engullendo su liderazgo al frente de los conservadores españoles.
Por último, al presidente del Gobierno, a quien esta moción de censura no le ha afectado lo más mínimo, le ha servido, como a la mayoría de los españoles, para comprobar la ruptura entre la oposición conservadora española, algo que tendrá consecuencias en aquellas comunidades donde los votos de Vox son necesarios para gobernar, lo cual podría requerir los apoyos del PSOE para garantizar la gobernabilidad en las mismas.
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