Centros de salud
La noticia de la recogida de firmas contra el centro de salud de Lugones me genera algunas reflexiones. La primera, el implacable deterioro del sistema sanitario desde hace ya años, con escasez de recursos humanos, bajas y vacaciones que no se cubren, nula planificación de efectivos necesarios para atender la demanda, aumento escandaloso de la burocratización de la gestión de los pacientes, informes médicos que hay que emitir para todo tipo de fines, carga y sobrecarga de funciones y responsabilidades que no tiene fin... Y, en eso, llegó la epidemia.
Y las citas canceladas que ahora hay que retomar. Y el miedo de la gente a que vuelvan a confinarnos y se cancelen nuevamente las citas. Así que la presión sobre los centros de salud aumenta de manera exponencial. A ello se suma una situación que causa fuerte impacto en la salud, el creciente malestar social por miedo a la crisis, por los hijos, madres, hermanos o nietos que perdieron o perderán el trabajo, si es que lo tenían. Y la rutina de los sanitarios y demás profesionales sigue y sigue: hay que evaluar bajas médicas, y continuidad o altas, hay que valorar patologías que algunas son o pueden ser de extrema gravedad y otras de ninguna, hay que ir a domicilios, hay que gestionar el miedo, la salud, el bienestar de una población para la que no alcanzan los recursos que se disponen. Hay que pedir pruebas que a veces tardan un tiempo indecente, porque también los especialistas están saturados. Y los hospitales. Hay que escuchar, explorar, valorar, cada caso y situación, y darle el tiempo que necesita. Pero no se puede. Y los ciudadanos están exhaustos, enfadados, preocupados. Y los profesionales también. Hartos de no poder más, de que se les acuse directa o indirectamente del fenomenal deterioro del sistema. El señor presidente del Principado, no sé si mediante un tuit, como acostumbra, dispone un correo electrónico para que se le hagan llegar las protestas. ¿De verdad que es la forma que tienen para analizar este tremendo desastre?’ ¿De verdad con los miles de personas que el Principado tiene en nómina no pueden hacer un análisis equilibrado y profesional de la situación? ¿De verdad no saben lo que pasa? Porque yo creo que sí lo saben.
Es perfectamente lícito que se proteste contra un presidente de Gobierno, por poner un ejemplo, o contra profesionales de un centro de salud, faltaría más. Y no dudo que las casi 600 firmas que, según dicen, habían recogido el pasado domingo se correspondan con usuarios de ese centro de salud que tuvieron, en primera persona, una mala experiencia. Pero, ¿hacer denuncias anónimas? ¿En serio? ¿Para que los profesionales no se venguen y les dispensen mala atención? ¿En serio? Me parece de una gravedad sin precedentes. Asistimos a una debacle sanitaria. Y, para que no falte nada, también a una debacle social. Mientras nos enzarzamos entre nosotros, los señores políticos no hacen nada de nada para resolver la desgraciada situación que padecemos. Bueno, sí, soltar ocurrencias y chascarrillos que solo ríen los palmeros. Hay que planificar, dotar de recursos a los servicios sanitarios y sociales, reducir o eliminar muchos otros que están obsoletos, y ordenar los medios en función de las necesidades reales, conteniendo el desagüe de chiringuitos y afines que nada aportan a esta tierra. Yo no apunto a ningún profesional, ni lo soy de este ramo, ni tengo interés alguno en el área que nos ocupa porque ni siquiera pertenezco al centro de salud que me provoca esta reflexión. Soy una ciudadana común también harta, frustrada y exhausta y, como el poeta, digo tan solo lo que he visto. Quienes no hacen su trabajo son ustedes, señores políticos. Señor presidente, la situación es grave. Levanten la mirada de las pantallitas y gobiernen. En serio.
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