Porque esto no es vida
La situación está llegando al límite en lo económico, la visión de los negocios al pasear por las calles es deprimente, con la sensación de que cuanto más tiempo pasa las cosas empeoran. En la sanidad, cada día más atascada, con los sanitarios quejándose de que no aguantan más y la ocupación de los hospitales subiendo como la espuma hasta petar. Y pasamos por alto la no atención a las otras enfermedades que se aparcan hasta mejores tiempos, que cuando lleguen para muchos será tarde.
Entiendo perfectamente la queja de los hosteleros, porque mantener abiertos los negocios en estas condiciones no es viable y los cierres pueden ser definitivos, con la repercusión que tienen en el empleo, pues es un sector -aunque mal pagado- donde van a parar los expulsados de los sectores industriales y la construcción.
Me pongo en lugar de los miles de jóvenes acostumbrados a salir de marcha a las doce de la noche de un "finde" y que ahora tienen que volver para casa a esas horas. No es físicamente asumible cuando la edad te invita a gastar la noche de juerga permanente. Se les debería ofrecer ocio controlado y alternativo para evitar los botellones.
Es verdad que la mayoría usamos mascarillas al salir a la calle, de esa manera que según los ortodoxos no evita totalmente el contagio, pero estamos deseando llegar a casa o al bar para quitarla porque es un incordio. Nuestro carácter y costumbres nos invitan a socializar permanentemente sin tapabocas, con besos y abrazos, lo más cerca posible de los demás.
Luego la ciencia -con perdón- creo que está desconcertada, desbordada, por algo que no se esperaba tuviera la dimensión universal de esta pandemia, sin tener claro cuál es el camino que utiliza el virus para contagiar a unos y no a otros, matar más a hombres que mujeres o tener asintomáticos a miles.
Pero no sé cuánto tiempo más aguantaremos sin volvernos locos, esperando una vacuna milagrosa, con la sequía económica afectando a millones de familias y los fallecimientos incontrolados en todas las edades.
Por eso es urgente dejar los debates de competencias territoriales y partidarias a un lado, adoptando medidas drásticas desde el Gobierno central. Confinamientos severos cada dos semanas -sin excepciones- y vuelta a "la normalidad" hasta cortar los rebrotes constantes que nos llevan al desastre como sociedad. Porque esto no es vida.
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