Mensaje de José Mujica: "El odio termina estupidizando"
Recibo un wasap de mi amigo "Quico", exalcalde de Cudillero, en el cual me envía un emocionante vídeo con motivo del abandono de la política de José Mujica, expresidente de Uruguay. El exalcalde pixueto, masacrado por la justicia asturiana, viajó hace un año hasta Montevideo con la idea de encontrar un poco de paz y de sosiego en la charla que mantendría con Mujica en su humilde chacra (vivienda), a 25 kilómetros del centro de Montevideo. Durante más de cuatro horas, Quico buscó en las palabras de Mujica el sosiego y la paz espiritual que su estado anímico necesitaba. Hoy, pasado más de un año de aquel encuentro, Francisco González reconoce que la terapia "me ha dado muy buen resultado, él me enseñó que no se debe odiar y que es muy importante perdonar'', asevera González.
Hecha esta pequeña introducción, me gustaría comentarles algunas de esas frases, siempre memorables, que Pepe Mujica nos ha dejado grabadas para la posteridad hace apenas unos días, cuando decidió renunciar definitivamente a su cargo de Senador y abandonar la política: "Sinceramente, me voy porque me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con la gente, andar por todos lados. El partido no se juega en los despachos, y estoy amenazado por todas partes y por partida doble: por mi vejez y por padecer una enfermedad inmunológica crónica. Si mañana apareciera una vacuna yo no me puedo vacunar". "Y entonces tengo que tomar esta decisión; y quiero aprovechar para agradecerles la paciencia que han tenido en soportarme; han sido muy elogiosos, demasiado elogiosos conmigo", asegura en su despedida el expresidente Uruguayo. Pero sin duda, a Quico el de Cudillero las palabras de Mujica que más le han emocionado, que más recuerdos le han traído de su charla de terapia con el mítico político, han sido estas: "Yo tengo una buena cantidad de defectos, entre otros, ser pasional. Pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida; que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas", afirma Mujica, quien concluye su intervención de despedida con estas palabras: "El odio es lesivo como el amor; pero el amor es creador y el odio nos destruye. Y una cosa es el amor y otra es el cultivo del odio", palabras llenas de sabiduría en boca de un hombre sencillo, humilde y que gobernó durante más de veinte años los destinos de Uruguay.
Políticos de su talla necesitábamos tener en este país, donde los presidentes de Gobierno viajan en coches de superlujo y viven en impresionantes mansiones, pagado todo ello con los dineros de los ciudadanos. Unos políticos que tendrían que volver a nacer de nuevo para llegar a ser como nuestro querido y admirado Pepe Mujica. Todo un ejemplo de lo que debe ser un político al servicio de su pueblo...
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