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¿Volver a empezar?

1 de Noviembre del 2020 - Alejandro González Lada (Urbiés)

El 6 de mayo, Barbón solicitaba que los Valles de los Oscos y el Oso pasaran directamente a la fase 2, Asturias salía en los titulares de informativos y periódicos, llovían alabanzas hacia la gestión del Ejecutivo y la Sanidad asturianas. El 11 de junio Asturias rechazaba la libre circulación con Galicia y Cantabria, y contrariamente al criterio de la mayoría de las comunidades, prorrogaba el estado de alarma hasta el 22 de junio. Éramos la única comunidad que lo llevaba a cabo, y volvíamos a acaparar todos los titulares.

Los expertos reconocían que había riesgo de rebrote, pero que Asturias estaba preparada, siempre y cuando se mantuviera la inversión en Sanidad, pero ¿qué ocurría en el resto de comunidades? ... Creo que no es necesario recordarlo. En Madrid el fenómeno de la “desescalada” fue un salto al vacío, nadie debe olvidarse de las manifestaciones del Barrio de Salamanca, o las manifestaciones de los incrédulos, todo ello aderezado con la falta de información acerca de la evolución de la pandemia, recordemos datos que llegaban tarde, incompletos, etcétera, pero no pasaba nada, lo importante era reengancharse al ritmo del resto de comunidades, ¿iban a permitir que Madrid ocupara el farolillo rojo de la clasificación? ¡Por supuesto que no! ¡Para eso estaban los/as demagogos del Partido Popular, Vox y Ciudadanos! ¡Vacaciones para todos!

Durante 25 días Asturias se convirtió en el milagro de la gestión, ni un solo contagio, y sin quererlo (hablo de los ciudadanos y no de la hostelería) nos convertíamos en la perita en dulce para los frustrados españoles que aspiraban a disfrutar unas vacaciones lejos de su hogar, y dado que los viajes internacionales se veían como un reto harto difícil, y que había que marchar de vacaciones sí o sí, ¡qué mejor que una autonomía libre del “bicho”!

A finales de septiembre, “El Confidencial” se hacía eco de que Asturias, gracias al reclamo como “paraíso sanitario”, había conseguido mantener la ocupación hotelera en el 68%, frente al 44% de media en el resto de España.

Me podrán acusar de “madrileñofobo”, de aislacionista, hasta de independentista, pero de estúpido no. El primer rebrote declarado en “la tierrina”, fue como el respigo que nos entra cuando metemos los pies en las aguas del Cantábrico, pero como buenos astures nos repusimos, aliviados al saber que el brote era importado de La Mariña, en Lugo, en donde empezaba a ponerse fea la cosa. Pero a ese “falso positivo” siguieron otros tres importados de la República Dominicana, y a esos, otro con origen en un viaje de estudiantes a Málaga, después otro de un campamento en Soria, los bares en Oviedo, en Gijón, etcétera, etcétera.

Yo era de los que apostaba por un cierre perimetral de Asturias para todo el verano, repito, pueden tacharme de lo que quieran, al igual que había gente que opinaba lo mismo que yo, también hubo quienes opinaban todo lo contrario bajo el ridículo pretexto de poner en cuestión mi calidad democrática, y cuando digo hubo, lo digo porque hoy, a la vista de los acontecimientos, ya no repiten como un mantra eso de: ¿Qué quieres encerrarnos de por vida? Mi argumentación se basaba en un razonamiento muy sencillo, y una verdad incontestable. Pese a que el comportamiento, en general, de los/as asturianos/as fue modélico, hubo individuos que no se lo tomaron en serio, y cuando somos conscientes de que cualquier persona podía infectar a una decena ¿creen ustedes que cuando la hostelera que regenta el bar de Poncebos cerró en pleno mes de agosto era porque ya había hecho caja suficiente? ¿Que adónde quiero llegar? Lo saben de sobra, ¿Creen ustedes que los asturianos, en una comunidad con nula presencia del virus no habríamos podido darle vidilla a la hostelería?, de haber seguido con las mismas cifras ¿no estaríamos disfrutando con la misma alegría del tiempo de ocio? Y después otra pregunta que me consume ¿Qué pasa en este país?... los músicos, los comercios, los feriantes, los gimnasios ¿no cuentan?... ¿no?... seguro que quienes discrepan de mí estarán de acuerdo con los cierres perimetrales, o tal y como ya dijo Barbón, en caso de que esto no funcione, volver al confinamiento puro y duro.

Lo repetiré hasta la saciedad, la “nueva normalidad” no tiene nada de normal, y demasiado de nueva, y mientras que no nos entre en la cabeza, seguiremos sin doblar la chepa, y cuando digo chepa, me refiero a la curva de la cual no quiero acordarme, porque el confinamiento por más de dos meses me agobió hasta la extenuación.

Lo que es innegable es que la situación se logró reconducir cuando había un mando único, y no me tilden de centralista que no lo soy, pero la gestión que realizaron algunas comunidades, después de pugnar y reivindicar por gestionar de forma autónoma la pandemia, nos está trayendo consecuencias muy graves, y sí, por supuesto apunto directamente a la Comunidad de Madrid, porque no se puede estar tachando al Gobierno central de dictatorial, para administrar de forma negligente, con una ineptitud sobrevenida, y cuando lo dejas todo patas arriba volver a pedir que la gestión pase a un mando único.

Estuve pendiente de la situación durante el verano, viendo cómo el otoño caliente se adelantaba a julio, haciendo cábalas sobre si la situación se lograría reconducir al finalizar la temporada estival, pero por desgracia todos pueden verlo, el peaje que nos dejó el turismo está para verlo, no lo digo yo, lo dicen los hechos, y por supuesto los amigos que tengo trabajando en la Sanidad asturiana, y cuando en el horizonte tenemos un invierno, que según pronósticos se adelantará, creo que quienes más protestan, exigen y demandan deberían ser conscientes de su egoísmo, falta de empatía e irresponsabilidad.

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