Mis recuerdos ciclistas
Descubrí el mundo del ciclismo a través de Aquilino Iglesias Cuesta, periodista ya fallecido de LA NUEVA ESPAÑA. Fue en los años sesenta; conducía el coche oficial de LA NUEVA ESPAÑA Antón padre, primero, y posteriormente su hijo Antonín. Yo siempre veía al bueno de Aquilino con su cigarrillo y su codo apoyado en la ventanilla del coche, en una postura cómoda y arrogante, muy característica en él, mientras mi cabeza estaba a punto de explotar del mareo que me suponía ir en el asiento trasero.
Mi cámara de entonces era compacta y el foco manual, lo mismo que el arrastre de la película. Fue una época difícil y gloriosa de esfuerzo y aprendizaje. Aún resuena en mi memoria la voz de Aquilino gritándole a Antón: “Tira p'alante, que estos ya están maduros”, frase cuyo significado en aquellos momentos yo desconocía, enterándome años más tarde de que con ella se refería a que pronto los escapados serían alcanzados por el pelotón.
Lo cierto es que era muy difícil conseguir buenas fotografías, pues se hacían desde la carretera con el coche parado, siguiendo siempre las instrucciones de Aquilino. Mientras tanto, él encendía un cigarrillo y yo, a esperar la llegada de algún ciclista adelantado y solitario, para tirar unas fotos aprisa y corriendo y de nuevo volver al coche para que no nos adelantara el pelotón. Y así un día y otro también.
Fue la época del gran Gómez del Moral, que cuando llegaba al sprint no tenía rival; recuerdo los premios que daban, en algunos casos hasta un televisor en blanco y negro, ya que aún no había llegado el color a nuestros hogares; y uno de los regalos que llamaban mucho la atención de los ciclistas eran las botas Chiruca que donaba Almacenes Generales de Oviedo y los premiados colgaban del cuello posando en la tribuna.
Los aficionados aplaudían a ciclistas como Luis Balagué cuando pasaba el pelotón. Y detrás, siempre pendiente de lo que pudiera hacer José Manuel Fuente, "el Tarangu", a Luis Ocaña, su rival y, sin embargo, su amigo.
Recuerdo la Vuelta a Asturias, organizada por un modesto periódico como "Región" pero con un gran apasionado del ciclismo como era su director, Ricardo Vázquez Prada.
SUMARIO: Reconocimiento a quienes forjaron la historia del ciclismo de competición en Asturias
PIE DE FOTO: Vicente López Carril, con el periodista Aquilino Iglesias Cuesta y las angulas a 150 pesetas la ración en los años setenta en Gijón.
Cuando "Región" desapareció se hizo cargo de la Vuelta a Asturias LA NUEVA ESPAÑA, con Julio Álvarez Mendo de director.
“Vinieron años de bonanza”, ya que las casas comerciales colaboraban y Mendo puso todo su cariño y tiempo en la empresa.
Otra prueba importante fue la Vuelta a los Valles Mineros, dirigida por Florín, que aguantó con ella mientras pudo.
Tengo un recuerdo entrañable de las transmisiones radiofónicas del Tour de Francia que allá por los años sesenta hacía en Radio Asturias Ricardo Vázquez Prada; una gozada sus comentarios: la caída de Manzaneque, el ataque de Poulidor, el triunfo de Anquetil…
En una Vuelta me tocó ir en el coche de Carmelo Morales, antiguo ciclista, que era descapotable y podía hacer mejores fotografías, en una etapa que pasaba por Villaviciosa camino del Fito; cuando llegamos a nuestro destino, los neumáticos estaban casi ardiendo: a Carmelo se le había olvidado quitar debidamente el freno de mano.
La falta de patrocinios por parte de entidades privadas y públicas hizo que desapareciera la Vuelta a los Valles Mineros y que la Vuelta Asturias sea solo de dos o tres días. En estas circunstancias es justo recordar a gente que se volcó por su pervivencia como el bueno de Julio Álvarez Mendo, El Chato, Aquilino Iglesias Cuesta, Poito, los doctores Zubizarreta y Esteban Valdés Coto, Amadeo, Enrique Laguna, Enrique Cima (ciclista y luego gran periodista y años más tarde compañero de moto); Pepe, otro motorista que me llevó sin que sufriéramos ningún percance; Emilio Tamargo; los cámaras de TVE Pepe Montes y José "el Chicha", como lo llamamos cariñosamente. Y no puede faltar mi recuerdo agradecido para los miembros de la peña ciclista Aramo, imposible citarlos a todos, y, cómo no, para los compromisarios que colaboraron a cambio de nada, solo porque les gustaba el ciclismo. Sin ellos y otros muchos más, que no cito para evitar injustas omisiones, la historia del ciclismo de competición en Asturias hubiera sido muy distinta.
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