Lo catastrófico vende más
El estado de alarma en el que nos encontramos va a acabar, inevitablemente, en un nuevo confinamiento generalizado. Un confinamiento que se nos está sirviendo a fuego lento para hacerlo más digerible, pero que ya tenemos a la vuelta de la esquina y que nos vamos a dar de frente con él, queramos o no.
Lo cierto es que estamos ya un poco hartos de que nos traten de edulcorar la realidad con mensajes confusos y contradictorios. Es quizás este hartazgo el que esté provocando una sensación generalizada de angustia y de desconcierto en una sociedad desmoralizada.
Ya va siendo hora de que los medios de comunicación, que abren y cierran sus informativos solamente con noticias dramáticas sobre la pandemia, empiecen a lanzar algún mensaje esperanzador.
Este tsunami pasará, como pasa todo, y en nada ayuda que solo se hable de calamidades y que se pasen por alto las buenas noticias, que también las habrá, como las de los enfermos que son dados de alta cada día. Aunque ya se sabe que lo catastrófico se vende mejor.
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