Las vacaciones de Sánchez
Su sonada ausencia el el debate sobre el estado de alarma y el silencio que se percibe en su entorno en los últimos días son síntoma evidente de que el presidente del Gobierno debe de estar algo cansado de tanta exposición pública y ha decidido dar un paso atrás.
En términos generales, la mayoría de los medios han interpretado esta circunstancia en el sentido de que Sánchez no quiere quemar su imagen, una imagen que ya se venía devaluando, por lo que sus asesores han querido retirarle de la presión mediática momentáneamente, aunque quizá no hayan elegido bien el momento porque nos encontramos en lo peor del rebrote de la pandemia y da la sensación de que ha abandonado el barco en mitad de la tormenta.
Me cuesta mucho entender que el jefe del Ejecutivo, que había cuidado al máximo sus comparecencias y que nos había "regalado" unos sermones infumables, se esfume ahora que es cuando más se le necesita. Igual estamos equivocados y se encuentra, tan ricamente y de incógnito, disfrutando de unas "merecidas" vacaciones en algún rincón de la Moncloa blindado frente al coronavirus.
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