La dependencia emocional, una droga normalizada
Como todos los vicios, el primer paso es detectarlo. No siempre tiene que haber maltrato o sufrimiento para que exista una relación de dependencia. Tampoco tiene que ser siempre entre parejas, también puede ser entre hermanos, entre amigos o entre padres e hijos. Este vicio pasa por una obsesión que te hace creer que no eres capaz de seguir adelante sin aquella persona. Desafortunadamente, un gran número de relaciones se encuentran en esta situación, y el problema es que no lo ven como un problema, sino como una señal de amor.
Poner a alguien como núcleo de tu vida y que tu felicidad dependa de él o ella, te anula en todos los sentidos. Dejas de ser tú, para ser un anexo del otro. Y, muchas veces, cuando te das cuenta, han pasado meses, años o décadas de tu vida en las que no te has sabido escuchar. Los datos demuestran que un 90% de la población que lo sufre son mujeres. La gran mayoría de ellas tienen una baja autoestima o una imagen pobre de sus capacidades. Dicho esto, considero que tenemos una visión errónea de lo que es el amor romántico. No estamos aquí para completar las medias naranjas de nadie como nos ha hecho creer Disney. Tenemos que ser naranjas enteras y completas que se cruzan por el camino con todo tipo de frutas. Es cuando despiertas y te das cuenta que el cuento de princesas era cuestionable, que empieza el camino hacia el autocrecimiento y el autoconocimiento.
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