Es el momento de mirar hacia arriba
“Haga lo que haga, diga lo que diga, vote lo que vote, me va a dar igual”, dice mi amigo Manuel, y sigue diciendo: “Claro, como tú no votas, como tú no juegas, ni te cae la lotería ni pierdes el dinero...”. Le contesto con la mirada sin máscara: “Existe la verdad y la mentira, lo bueno y lo malo. Si tienes que decidir y no puedes distinguir, escoge lo que no se haya demostrado falso, o lo regular antes que lo malo. Uno debe saber dónde pone su mano, porque no es gratis. Si llegas a tener mala conciencia por haber tomado una mala decisión que afecta a tu vida, imagínate cuando afecta a la de los demás”.
Me mira sin entender, pero yo no puedo añadir palabras que se pueden recordar y hacer pupa en el corazón de un amigo, a no ser que me entienda, entonces sí, entonces estoy obligado. Si uno no acepta la existencia de la verdad absoluta, nunca podrá conocerla. Aunque parezca que hemos llegado a una encrucijada con señalizaciones que se han puesto y se han quitado, se han borrado o se han cambiado, se han atacado con spray o sencillamente se han cambiado de dirección, es el momento de asegurarnos de todo por nosotros mismos. Existen claves. De alguna parte recogí esta: “Si quieres conocer el pasado, mira el presente, que es su resultado. Si quieres conocer el futuro, mira el presente, que es su causa”.
Es decir: no mires esos carteles, ve la realidad y mira en los carteles que Dios ha dispuesto para que los hombres no nos confundan con sus intereses, mira al cielo, y el sol, la luna y las estrellas te orientarán: “Las órdenes de Jehová son justas, llenan de alegría el corazón. Los mandamientos de Jehová son limpios, iluminan los ojos. El temor de Jehová es puro, dura para siempre. Las sentencias de Jehová son verdaderas, totalmente justas. Son más deseables que el oro, que mucho oro fino, y más dulces que la miel, la miel que gotea de los panales”. (Salmos 19:8-10)
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