La conciliación del trabajo online
Bajo este hermoso término se esconde la bestia de la explotación para el trabajo por cuenta ajena, pues conozco personas que se tienen que sentar a las 9 de la mañana delante del ordenador con una hora para comer al mediodía y volverse a sentar hasta las 7 u 8 de la tarde sin despegarse de la silla, pidiendo excusa para ir al váter, que lo tiene a escasos pasos de allí entre cuatro paredes, siempre las mismas, respirando el aire de la casa ventilada por la ventana o cerrada por los rigores del invierno un día tras otro, así durante cinco días semanales y un mes y otro durante 365 días; los mismos colores, los mismos ruidos, de vez en cuando hacer algún ejercicio de estiramiento como un gimnasta durante unos segundos para seguir tirando de las videollamadas y videocharlas y con el trabajo pendiente de un hilo. ¿Eso es conciliación familiar del trabajo? Me parece que no, bendito trabajo aquel de la oficina que tenías compañeros con quien hablar y estirar las piernas hasta la oficina, ver la calle y los peatones, echar un vistazo al periódico del día antes de iniciar el trabajo, siempre relaja unas veces más y otras menos ver la cara del jefe, padecer su malhumor, sus risas y broncas, o a los compañeros, que unos te caen mal y otros mejor, pero siempre hay aventura dentro de la monotonía del trabajo; mas no así en el trabajo online, siempre amarrado a la dura silla de tu mesa de casa, es tremendo. ¿Por qué me quieren convencer de algo tan inhumano? Eso para la robótica estaría bien, pero el ser humano necesita enfadarse, contentarse, gestos de sus compañeros, sonrisas, cariños y odios. Bendito trabajo analógico el de antes, no me sometáis a ser esclavo ofreciéndome comodidad, bienestar y conciliación familiar; eso quizá para los propietarios de sus empresas que venden algunas cosas por ordenador, pero para el trabajador asalariado es un martirio. ¿Quién dijo que podía atender a sus hijos trabajando desde casa? ¿Cómo y cuándo tienes tiempo? Digamos las cosas como suenan ahora, es una esclavitud más dura que la de las cadenas en los tobillos o muñecas; simplemente, es la dictadura del teletrabajo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

