La Nueva España » Cartas de los lectores » USA, en el diván del psicoanalista

USA, en el diván del psicoanalista

6 de Noviembre del 2020 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

Todo parece indicar, a fecha de hoy, que Biden conseguirá llegar a la Casa Blanca, pero el trumpismo no habrá sido derrotado. El trumpismo, esa manera de entender la política, las relaciones humanas, el no respeto a las instituciones, el mentir descaradamente, la xenofobia, el racismo enfermizo, el matonismo de patio de colegio. Todo ello, lamentablemente, seguirá presente en los EE UU. Casi 70 millones de estadounidenses han votado por segunda vez al personaje que encarna los no valores que acabamos de señalar. Cinco millones más que en 2016 (¡!)

EE UU debería echarse en el diván del psicoanalista si quiere seguir blasoneando de liderar una democracia decente. Nunca debió permitir que un patán de tal calaña se sentara en la Casa Blanca en el 2016. Los electores lo sabían. Conocían sus declaraciones, sus excesos verbales y lo que pretendía hacer con el país. Nunca engañó a nadie y, por ello, tenía la reelección asegurada, hasta que llegó el invitado no deseado, no esperado, el Covid-19. No nos equivoquemos, si el coronavirus no hubiese afectado como lo ha hecho en EE UU, Trump habría arrasado en las urnas.

"Podría disparar a la gente en la Quinta Avenida y no perdería votos". Eso decía antes de ser elegido en 2016 y lo votaron.

"Cuando eres famoso, las mujeres te dejan hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño". Se lo dijo a un periodista en 2005, la grabación se difundió antes de las elecciones y lo votaron.

Más de 22.000 mentiras es uno de los legados que deja Trump a la sociedad estadounidense y al mundo, el Washington Post las tiene recogidas. En el país que, otrora no permitía la mentira en los políticos, se ha chapoteado en el fango de la mentira durante cuatro años y sus ciudadanos han estado dispuestos a volver a elegirlo, pero ha sido la aparición la pandemia la que lo ha impedido.

Por ser más rigurosos con el enunciado anterior, no ha sido la pandemia como tal, quien lo ha derrotado, sino los efectos económicos de la misma. Si los más de 230.000 muertos que estaban presentes durante el proceso electoral, no hubiesen estado acompañados de crisis económica, los estadounidenses habrían votado mayoritariamente a Trump, porque este descerebrado personaje consiguió que aflorara en los mismos, lo que aparentemente, estaba semi-oculto, que el "alma americana" (slogan de los demócratas) no es nada más ni nada menos que una empresa y, por ello, sólo la puede dirigir un "exitoso empresario" (poco importa saber cómo acumuló su riqueza). "Si al final de la pandemia conseguimos que sólo haya 200.000 muertos, habrá sido una buena gestión" (Trump, 30/03/2020). Los muertos serían los efectos colaterales de esa gran empresa dirigida por "el elegido" ("yo soy el elegido porque sólo Jesucristo es más famoso que yo". Hilaridad paroxística en sus seguidores). Esto es "Make América Great Again"

Desde estas premisas se puede entender mejor la resistencia del americano medio a un sistema de salud de carácter universal, que proteja a todos. La salud como un derecho básico. No lo quieren. Ni siquiera la tímida reforma de Obama, "eso es socialismo". Cientos de millones de ciudadanos al sur de los Estados Unidos y en otras partes del mundo claman por ello. En el país del "sueño americano" no. Todo es negocio y más aún desde que el ultraliberalismo se instaló definitivamente de la mano de otro Donald, Donald Reagan. Eso sí, poco importa caer en contradicciones: En el país del ultraliberalismo, en el país que no quieren Estado, los agricultores y ganaderos (nicho conservador y votantes republicanos) obtienen el 40% de sus ingresos vía subvenciones federales y Trump prometió aumentarlas.

En la campaña del 2016, Trump, abanderó la denuncia anti-élites, anti-partidos políticos tradicionales (incluido el suyo, los republicanos), en la del 2020, año de la pandemia, ha abanderado la anti-ciencia: "La gente está cansada de la covid, está cansada de escuchar a Fauci y a todos esos idiotas". "Si los escucháramos tendríamos 500.000 muertos, lo voy a despedir" (Hilaridad en sus seguidores: "¡echa a Fauci, echa a Fauci!").

Hasta el covid-19 le echó una mano. Se contagió y lo aprovechó para sacar pecho. ...l solito, venció al virus-chino. "Creo que fue una bendición divina que pillara el coronavirus", solo le faltó decir que los 230.000 muertos por el covid-19, murieron porque no eran fuertes como él, eran unos pringaos. Así, mitin tras mitin, confrontando directamente contra los argumentos científicos, sin mascarilla ("eso es para los débiles demócratas") ha ido ensanchando su base de seguidores incondicionales, con anti-confinamientos, anti-vacunas, anti-antifas... Por eso es imposible que "yo pierda las elecciones". "Si las pierdo será un gran fraude para el país y no lo vamos a permitir" (parece que estoy escuchando a Abdalá Bucaram de Ecuador o a Idi Amin Dada de Uganda).

¿Cómo es posible que el máximo responsable de la llamada "primera democracia del mundo" ponga en duda el propio sistema democrático de su país? Pues sí, está ocurriendo y el partido republicano lo está permitiendo. Cuando esto acabe, ¿tendrán cara para exigir elecciones limpias en otras democracias supuestamente más frágiles? ¿Alguien se imagina que Macrón (Francia) Merkel (Alemania) Sánchez (España), Conte (Italia), Johnson (Gran Bretaña), Piñeira (Chile)... ¡Áñez en Bolivia!, denunciaran fraude en las elecciones convocadas por ellos en sus países? Parece de locos ¿no? Pues en los EE UU está sucediendo y 70 millones de estadounidenses lo avalan con su voto. Es el mensaje que transmiten al mundo para regocijo de los nacional-populismo que crecen en Occidente y disfrutan con la degradación de la democracia en el país del "sueño americano".

Con motivo de uno de los atentados sufridos en París, el rebuzno de la Casa Blanca fue: "Mirar a París, lo que ahí ha ocurrido es consecuencia de que los buenos no llevan armas, sólo las llevan los malos...si los buenos hubiesen llevado armas, se habrían defendido y no habría pasado lo que ha pasado". No sé que, me produce más espanto, si las palabras de éste ignorante o los aplausos que recibió a su rebuzno. Hay palabras que dichas por un responsable político son más peligrosas que un Kalashnikov.

"Ni Trump ni Biden: El perdedor es el sistema electoral de EEUU", ha dicho el periodista Alexander Stille. Echar la culpa al sistema electoral de lo que ocurre en ese país es matar al mensajero (y peor si viene de un periodista). Por supuesto que el sistema electoral estadounidense es obsoleto, un desastre. Con un sistema electoral más próximo a los sistemas electorales del resto de países democráticos, por supuesto que los resultados se conocerían la misma noche electoral. Eso es todo. Pero ello no da respuesta a la pregunta de ¿Por qué cerca de 70 millones de estadounidenses votan trumpismo? Necesitan el diván del psicoanalista.

Cartas

Número de cartas: 49001

Número de cartas en Diciembre: 124

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador