¿Racismo o aporofobia?
La palabra aporofobia es un término que significa miedo o rechazo al pobre. A pesar de que dicha expresión fue acuñada en el año 1995 por la filósofa Adela Cortina, utilizamos indistintamente el término “racismo” para señalar aquellas conductas, que, de forma sutil y encubierta, discriminan a un determinado colectivo por su condición económica. No nos damos cuenta, pero en la gran mayoría de las ocasiones no se trata de un rechazo al que es de fuera, sino al que es pobre.
Una prueba de ello es que todos los años vienen millones de turistas a visitarnos, pero a nadie parece molestarle, puesto que suponen una fuente de ingresos y contribuyen al auge de la economía. Por otra parte, en nuestro país residen personas de notoriedad pública y famosos de origen extranjero, todos ellos aceptados y admirados por gran parte de la población.
Sin embargo, cuando los que llegan a nuestro país son personas sin recursos, el recibimiento ya no es el mismo. No solo se pierde la capacidad de ponerse en el lugar del otro, sino que además se juzga sin ningún tipo de remordimiento. No nos paramos a pensar cuál es la razón por la que una persona decide abandonar su lugar de origen y jugarse la vida en el océano.
El individualismo prima en gran parte de nuestra sociedad, se valora a las personas en función de su éxito y poder adquisitivo. En consecuencia, se rechaza y estigmatiza a las personas sin recursos, y si además son extranjeras, ese rechazo es aún mayor. No valoramos las aportaciones de los inmigrantes a la sociedad, como, por ejemplo, su trabajo, la diversidad cultural, su contribución al crecimiento demográfico, etcétera.
En la sociedad occidental aumentan las opciones políticas aporófobas. La situación de inestabilidad económica y las crisis son utilizadas por los políticos, los cuales no tienen ningún reparo en lanzar sus discursos de odio y bulos para demonizar al de fuera. En consecuencia, parte de la ciudadanía siente esos discursos como verdades absolutas y termina concibiendo al extranjero como a un enemigo que viene a quitarle aquello que es suyo. A pesar de que sabemos que nadie está libre de nada, ni siquiera concebimos la posibilidad de encontrarnos en una situación similar en algún momento de nuestras vidas. Nos estamos volviendo cada vez más indiferentes y estamos perdiendo la capacidad de empatizar con los más necesitados.
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