La Nueva España » Cartas de los lectores » Relatos de aquí y allá: símbolos

Relatos de aquí y allá: símbolos

7 de Noviembre del 2020 - Agustín Moure Pazos (Gijón)

A veces el mundo parece que confabula contra nosotros. No nos damos cuenta. Estamos demasiado centrados en nuestro día a día. No nos damos cuenta. Pensamos que las noticias pasan porque sí. Hechos aislados. Pero igual estamos equivocados.

No puedo creerme que, en apenas una semana, todas las noticias relevantes se hayan ido sucediendo como si nada.

Yo encuentro un nexo común entre todas ellas: los símbolos.

Esta vida que vivimos, azotada por una pandemia y por una modernidad exacerbada, ¿está dejando caer?, y, sobre todo, ¿está dejando de defender sus símbolos?

Cualquiera que haya leído estas primeras líneas pensará que voy a hablar de política. Nada de eso. No me interesa. Ya tenemos sobrecargados nuestros ojos de tantas y tantas noticias.

Hablo del valor de los símbolos que han forjado nuestro mundo.

Los españoles siempre hemos admirado a los americanos. Recuerden ustedes esa maravilla que filmó Berlanga. Siempre nos fascinó América. Su evolución, su modernidad, su democracia... En realidad, creo que todo el mundo se ha visto embelesado por Estados Unidos. Y siempre que admiras llegas a odiar...

Pero cómo hemos llegado a permitir que un ser sea capaz de poner en duda la democracia más sólida del mundo desde el símbolo más importante del poder ejecutivo mundial, la Casa Blanca.

Un señor de pelo excesivamente claro y tez sonrojada por los rayos UVA se atreve a salir a un estrado, imputar un fraude (sin aportar pruebas) en un edificio donde están representados todos los símbolos del poder democrático a su alrededor.

Pero no queda ahí la cosa, de ahí que no creo que todo pase porque sí. En la misma semana, nuestro país ha decidido derrocar el mayor símbolo que nos une a todos los españoles. Miento, que nos une a 580 millones de personas en el mundo. El castellano. Esa lengua que ha sido nexo de unión de culturas. ¿No consideran precioso que, en un mundo en constante pelea como el nuestro, un idioma haya unido a tantos y tantos ciudadanos? Pues parece que no es tan bonito como pienso yo.

Resulta que la lengua de Cervantes, Unamuno o Pío Baroja (del que hablaremos después) ya no merece reconocimiento alguno dentro del territorio que lo creó.

Pues, sí, política aparte, un símbolo más que cae. Un país que reniega de su idioma reniega de su pasado, de su presente y de su futuro. Un símbolo menos.

Pero por si fuera poco... la semana iba a acabar con una noticia aterradora. Zalacaín cierra sus puertas.

Como digo, nada es por casualidad. Pío Baroja escribió “Zalacaín el aventurero” en 1908, y qué mayor aventura existe que fundar un restaurante y llevarlo a la gloria.

Eso hizo José María Oyarbide en 1973: abrir un local con dos máximas: comer bien y respetar las buenas formas. Dos símbolos en franca decadencia hoy en día.

Y uno, que, aun siendo joven, se va dando cuenta de las cosas, encuentra cuando menos metafórico este cierre.

Resulta que un restaurante donde se coció el mayor triunfo de nuestro país, la Transición, cierra justo el año donde parece que ese mismo periodo histórico toca a su fin.

En los salones de Zalacaín se han servido pulardas y patatas souflé 47 años.

En su barra han bebido (los mejores whiskies sours de España) socialistas, populares, magnates, Sus Majestades, estafadores, wannabes y hasta familias que ahorraban todo el año para poder pedir un buen caldo a su magnífico sumiller, Custodio Zamora.

Como decía, se caen los símbolos.

Con Zalacaín se cae un gran símbolo, quizás el último.

Un símbolo que permaneció impasible a los ataques de esta modernidad rancia. A unos tiempos donde la corbata en el cuello es símbolo de decadencia. Unos años donde el tratar de usted a un comensal parece, cuando menos, un símbolo reaccionario.

Qué nos está pasando. Cómo permitimos que nuestros símbolos se caigan. Qué legado estamos dejando a las generaciones venideras.

A juicio de este humilde joven, un país -¡qué digo un país, un mundo!- que deja caer sus símbolos está abocado al fracaso.

Sin intención de caer en el tópico del 68, ¡seamos realistas, pidamos lo imposible! No reneguemos del pasado. No reneguemos de los símbolos que nos han hecho llegar hasta aquí.

Cartas

Número de cartas: 49001

Número de cartas en Diciembre: 124

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador