La contradicción del Presidente y el cinismo de la Consejera
El señor presidente del Principado, ahora en cuarentena, lleva días luchando para conseguir un confinamiento y tratando de convencer a las empresas privadas de la utilización del teletrabajo; lo primero ni los suyos se lo permiten (¿motivos económicos, quizá?, porque lo que se dice sanitarios no son) y lo segundo me parece muy bien, pero primero que se lo aplique a sí mismo. Los pocos funcionarios que tenían el teletrabajo, sin mirar productividad sino tan solo por malos quereres y envidias, están siendo presionados para que vuelvan a los puestos presenciales, un poco contradictorio creo yo. Fuimos la última comunidad autonómica en incorporarnos a año educativo, creímos que esto era porque se estaban haciendo las cosas bien. Pero ni mucho menos. En algunos centros se hicieron grupos para la asistencia semipresencial, grupos mal confeccionados y desiguales. Se suponía que este tipo semipresencial llevaba consigo un día de clase presencial y un día de clase online en casa, pero en la realidad no es así, el día que se quedan en casa no tienen clase online (salvo honrosas excepciones que lo hacen por su cuenta y con sus medios, como es el caso de la profesora de Lengua de 4.º A del Fleming). Las AMPA han protestado y les dicen que faltan medios. Hay una gran desigualdad entre los alumnos que reciben los conceptos todos los días y los que los reciben cada dos días. La señora consejera de Educación sale en la prensa con unas declaraciones fuera de lugar y sin sentido: “No estamos en la época de la pizarra y la tiza”. Pues, señora consejera, la realidad no es esa; por lo menos tenga la dignidad de callarse y no ser una cínica, ya que usted sabe como yo, o debería saberlo, que a día de hoy, cinco semanas después de empezar el curso, aún siguen los alumnos sin clases online. Después, en la prensa el señor alcalde de Oviedo pide al Principado ayudas para los sectores más afectados por el covid; me parece muy bien, pero más abajo, en otro titular, veo que el Ayuntamiento de Oviedo sube el presupuesto del alumbrado navideño, el cual, según vamos, no podrá disfrutar nadie. Quizá sea demagogia esto que planteo, pero qué bien hubiese quedado que la noticia hubiese sido la contraria: “El Ayuntamiento de Oviedo recorta los gastos de alumbrado navideño para ayudar al pequeño comerciante”. Una pregunta me planteo: ¿merecemos estos gobernantes?
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