Odio por WhatsApp
El grupo parlamentario de Unidas Podemos pide que llamar a Iglesias “marqués de Galapagar” sea tipificado como “delito de odio”. Me muero.
¡El mayor insultador y provocador del Reino pidiendo árnica porque no soporta con cristiana resignación el “jarabe democrático de los de abajo”!
El mismo que hizo bandera del odio llamando “marquesa” en el Congreso a Álvarez de Toledo no soporta que a él se le llame “marqués”; el mismo que con “mensajes de paz”, vía WhatsApp, inculcó a los suyos el odio y la violencia (“dejémonos de mariconadas y salgamos a la calle a buscar fachas”, “tenemos que estar preparados para tomar las armas”, “supongo que sabréis fabricar cócteles molotov de los que incendian y explotan, y levantar barricadas”, “si nos pegan, no vamos a ir a un juzgado o a la Guardia Civil, nosotros hacemos política masculina: con cojones”), ese mismo personaje exige para sí que no le llamen “marqués de Galapagar”, porque es un “mensaje de odio”.
A estos odiadores profesionales para los que antes era válido el “ejercicio cívico de libertad” de hostigar a Sáenz de Santamaría; “asaltar” el Congreso o “guillotinar” a la Familia Real; la legitimidad de escupir a Cristina Cifuentes o a Begoña Villacís; increpar y acorralar a Cayetana Álvarez de Toledo, o insultar a Rosa Díez (anda, todas mujeres…), les molesta ahora, ¡manda huevos!, que al Rasputín de la Moncloa le llamen “marqués de Galapagar”, porque es un “mensaje de odio”.
El amado líder podemita, el mismo que, vía WhatsApp, introdujo en la política española el escrache en las calles y el linchamiento en las redes, quiere patente de corso y suprimir por ley las cotas de libertad ciudadana, conseguidas con el “jarabe democrático de los de abajo”, concepto vulgarizado con la palabra escrache, que suena a esputo de batracio, pero no es más que un acoso desproporcionado y molesto.
Pablo quiere que el sobrenombre “marqués de Galapagar” sea “delito de odio”. Punto.
Amigo Pablo: Cambiaste tu libertad de Vallecas por la seguridad de Galapagar; tu cargo de profesor interino a tiempo parcial en la Universidad por el de vicepresidente del Gobierno, no haciendo ni puñetero caso del sabio mensaje del científico Benjamin Franklin: “Quien cambia su libertad por un poco de seguridad no merece ni libertad ni seguridad. Y no las tendrá”. Pues eso.
¿“Mensaje de odio” llamarte “marqués de Galapagar”? No cuela, Pablo; aunque me parece tal la falta de ética, estética y decencia de tu exigencia, que a la fuerza se me debe de estar pasando por alto algún aspecto clave que pruebe su genialidad.
Puede que llegues a ser un “Evil Spawn” (engendro satánico) supermegacutre, multimillonario, con esqueleto de cowboy y moño de vieja, y que incluso llegues a ser presidente. Llegado el caso, espero de tu genuino y reconocido sentido del humor no tomes represalias contra este humilde opinador.
Prometo que este año, si llegamos a Semana Santa, me pasaré el Viernes Santo bebiendo orujo, comiendo salchichón y hablando bien de ti, después de haberme sometido (a petición propia) al escarnio, mofa, befa y cuchufleta de este foro.
Luego, si eso, el Sábado de Gloria hacemos una celebración en La Bodeguilla, con Echenique y Monedero de monologuistas y la actuación estelar de “Moñita Brava” y su cuadro flamenco, con Mariaezú Montero (con traje de faralaes de segunda mano) tocando las castañuelas.
A olvidar viejas rencillas, venga.
Si no fuera por estas cositas de Pablo, ¿qué sentido tendría la vida?
Saludos cordiales,
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