Antes de Messi y después de Messi
La decisión de Koeman de dejar en el banquillo a Messi durante el primer tiempo, lejos de ser arriesgada, vino a demostrar que a Leo le sobra la mitad del partido, de cualquier partido, para dejar su sello, en goles y asistencias. Ante el Betis, con su sola presencia hizo que el equipo funcionara mejor y que ganara con holgura un partido que antes de su salida al campo estaba muy igualado.
Pasar del empate a uno en el minuto 45 del juego y acabar el encuentro con un rotundo 5-2 para el Barça no ha sido lo más significativo del encuentro.
Lo asombroso fue que en el minuto 46, un minuto después de saltar al campo, y sin tocar el balón, dejara a Griezmann solo ante el portero para que este pudiera marcar a placer un gol que se le había negado anteriormente hasta en cinco ocasiones. Y que facilitara, a continuación, una nueva asistencia a Dembélé, que provocó un penalti transformado por el propio Messi, quien, con un zurdazo en el minuto 82, cerró un partido que sin él en el campo en el primer tiempo se había puesto muy cuesta arriba.
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