La nueva vida con la pandemia
Muchas cosas echamos de menos desde que este maldito virus entró en nuestras vidas, el abrazarse, saludarse, reunirse a comer con los amigos…, y tememos el fin de la mayoría de los autónomos del país, las grandes colas para poder alimentarse, etcétera, sobre todo la soledad y el abandono de nuestros mayores, a los que les debemos “la vida”, todo.
Es triste decirlo, pero la pandemia también ha traído unas nuevas condiciones de vida que habían sido, si no olvidadas, sí pisoteadas: las prisas, los empujones, el colarse en los comercios...
Por eso sería interesante que, si alguna vez volvemos a la llamada normalidad, lo hagamos recordando esas normas de nuestros mayores que han sido maltratadas, que podamos ir paseando sin que nadie te empuje, que una persona te abra la puerta para salir antes de entrar, que se respeten los espacios en trenes y servicios públicos -los taxis da gusto entrar, limpios e incluso con colonia-, que la gente deje de dar codazos o te tosan en la nuca.
En fin, ya sé que lo bueno que ha traído el covid no es suficiente para aquellas personas que han perdido a sus seres queridos, pero, por favor, ruego que, una vez superado este horror, recuperemos esos valores tradicionales de nuestros padres, no hagamos de su muerte un fin.
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