Playas y aves en Luarca
Son numerosos los ejemplos en los que la realidad que nos pintan nuestros políticos no tiene nada que ver con la que, por desgracia, nos toca vivir a los ciudadanos cada día.
Un ejemplo muy claro acaba de suceder, y viene sucediendo hace años, en Luarca.
El alcalde de Luarca es una persona muy bien relacionada. Y, además, es capaz casi de obrar milagros. Porque milagro es, sin duda, que la playa tercera de Luarca (Salinas) haya conseguido la bandera azul que concede un organismo llamado Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor.
Hasta cuatro playas del concejo han obtenido esta distinción y, por lo menos, dos de ellas, la ya citada de Salinas y la de Otur, no gozan de los más mínimos servicios higiénicos, hasta el punto de que hoy mismo en los de la playa tercera se puede leer un cartel, pásmense, que dice: «Prohibido tirar papel higiénico en los inodoros al poder atascarse». ¿Cómo querrán que nos deshagamos de los restos de tan «natural» operación? Misterio que, sin duda, la proverbial gestión de nuestro alcalde resolverá.
No contentos con ello, esta playa es el paradigma de la falta de gestión y de servicio al bien común. Son numerosas las ocasiones en las que la marejada trae a la playa algas y otro tipo de restos, que por no ser retirados a tiempo producen suciedad, malos olores y atraen todo tipo de insectos, con las consecuencias sanitarias que ello supone.
Claro que para consecuencias sanitarias las que viene produciendo la actuación de nuestro alcalde y su equipo de gobierno con la suciedad de la villa. Luarca vive literalmente tomada por miles de aves, como gaviotas y palomas, que en Luarca tienen su hábitat natural, viven tranquilas sin que nadie las moleste, llenando el pueblo de restos de basura y de excrementos las viviendas, los coches y los paseos y las aceras, por no citar a los propios ciudadanos que, en numerosas ocasiones, son objeto de las prácticas de «tiro al blanco» que ejercitan diariamente estos animales.
¿Y qué hace nuestro alcalde mientras tanto? Nada, el cero más absoluto.
Ahora, eso sí, sus múltiples relaciones le permiten que Luarca sea sede de la entrega de todas las banderas azules de Asturias por la anteriormente mencionada asociación. Será para premiarnos por aguantar las gaviotas y las palomas que no quieren en otros sitios y que, después de siete años, este alcalde no es capaz de erradicar como ya lo han hecho en otros lugares adecuadamente gestionados.
Por cierto, y ya que de gestión y relaciones hablamos, ¿qué fue del paseo marítimo, del puerto, de los accesos, de los aparcamientos y de todas las actuaciones para las que era imprescindible liberar a las playas de Luarca de titulares de casetas indeseados? Organizar la que se montó, para tener Luarca como la tiene este señor, sólo tiene un nombre: se llama sectarismo, con relaciones, eso sí, pero sectarismo.
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