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Un secreto para sobrellevar esta crisis

23 de Noviembre del 2020 - Carmen González Casal

Llevamos desde marzo blandiendo la espada frente al coronavirus. Los científicos con el florete de su ciencia, hasta que aparezca la tan ansiada vacuna. Los sanitarios con su trabajo incansable y generoso: doblando turnos y camas, aprovisionando nuevas ucis, contratando personal –cuando lo hay–, sobreponiéndose al cansancio que amenaza tenaz en esta última oleada de contagios. El resto de la población protegiendo su vida y la de sus familias –unos más que otros, también es verdad–, defendiendo la marcha de sus negocios y trabajos, resurgiendo como el ave fénix de las cenizas del desaliento, inventando no se sabe qué para conseguir apañar el importe del alquiler del bar o de la zapatería, cuando no les ha quedado otra que dar cerrojazo, en un ambiente de tremenda incertidumbre y cada vez más crispación. ¿Y nuestros políticos? Creo que con los deberes por hacer. El Gobierno central lavándose las manos y cediendo responsabilidades a los autonómicos, y el del Principado solazándose en el verano porque éramos una autonomía modélica, con mascarilla en boca, pero sin planificar el futuro inmediato donde se preveía un nuevo ataque de este contumaz enemigo –como Julio César hizo en las Galias o la hormiga en previsión del invierno, me da igual el ejemplo–.

Un ínfimo virus, que no mira procedencias, ni cuentas bancarias, ni edades, y deja medio moribundas ciudades y poblaciones, empresas y negocios, empleos, voluntades y ánimos. Esta aparente lucha de David frente a Goliat –aunque en este caso Goliat sea un virus insignificante– es todo lo más parecido a una guerra, como las muchas que se han ido sucediendo a lo largo de nuestra historia, la última en 1936, donde se perdieron unas quinientas mil vidas, se interrumpieron estudios y trabajos, se destruyeron casas y monumentos, donde hubo que empezar desde cero a reconstruir vidas, ciudades, instituciones… En esta guerra no hay bombardeos que derriben edificios o sirenas que nos los anuncien, sino que estamos en casa con calefacción, agua y comida calientes –aunque muchos tengan que acudir a Cáritas o la Cocina Económica, que tan maravillosa labor están haciendo–. Además, vivimos hiperconectados con nuestras familias y amigos a través de las redes sociales, aunque no nos podamos abrazar, y los estudiantes no han tenido que interrumpir sus clases porque tienen el plan B del online.

Sumario: Lo que necesita esta generación para enfrentarse al virus

Destacado: ¿Es tan difícil en un año o dos renunciar a tantos caprichos concedidos en tiempos de bonanza, donde muchos no han sabido privarse de casi nada, y salir adelante con el esfuerzo de todos?

¿Qué necesita nuestra generación para salir de esta contienda, como resurgieron nuestros padres y abuelos en medio de la hambruna, con carreteras y edificios destruidos, sin apenas medios materiales? El secreto, la pequeña onda que derribó al enorme Goliat, está en saber sacrificarse. Sacrificarse que la RAE define en una de sus acepciones como “Renunciar a algo para conseguir una cosa”. Los jóvenes decir que no al botellón y a las fiestas en pisos de alquiler. No pasar de la mascarilla, aunque nos cueste, o mantener la distancia prevista. Los no tan jóvenes prescindir de vacaciones, viajes y comidas con amigos, donde nos relajamos y el virus campa a sus anchas. ¿Es tan difícil –en un año o dos– renunciar a tantos caprichos concedidos en tiempos de bonanza, donde muchos no han sabido privarse de casi nada, y salir adelante con el esfuerzo de todos? Nos va mucho en ello. Además, ese sacrificio es necesario para replantear negocios y reflotar empresas. Esta crisis nos lo exige. Es duro el trabajo que nos espera. Es preciso hacer músculo y ganar la batalla.

Aristóteles consideraba “más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”. Para los estoicos –una filosofía de lucha, de esfuerzo, de mejora continua– son las dificultades las que nos hacen mejorar. Y para los cristianos es el amor el que da sentido al sacrificio. Tenemos delante una oportunidad, no la dejemos pasar.

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