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Simón y las enfermeras

11 de Noviembre del 2020 - Rufo Costales (Oviedo)

D. Fernando Simón, humanoide pequeñín con apariencia de conductor chiflado de “Fast and Furious”, director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, ha declarado recientemente que “la edad media de los fallecidos por coronavirus se sitúa en los 86 años, mientras que la de contagios está entre los 20-39 años”.

Un ejercicio deductivo simple nos lleva a una conclusión, igualmente simple, propia de un pensador más simple aún: si la esperanza de vida de los españoles es de 84,3 años, ¿quiere decirse que la esperanza de vida con el covid es mayor que la de la vida misma? Uhmm... A que mola.

Hablando (o escribiendo) más en serio, quería referirme al último “affaire” del Sr. Simón, un tipo simpático, inmutable en el vestir, inexpresivo en lo físico, y monocorde en la transmisión de noticias, quien últimamente está perdiendo, no sé si el oremus, pero sí el poco crédito, digamos profesional, que aún le quedaba, a ritmo de récord, por su indisimulada atracción por el “show business”.

Ejemplos hay muchos, algunos relevantes como cuando después de recomendar a todos los españoles que permanecieran en sus casas, él, ajeno a la preocupación de muchos compatriotas, se daba un baño practicando surf en Portugal; cuando subido en un helicóptero en el programa de Calleja se daba otro baño, esta vez de multitudes, cual estrella de rock; o cuando en el emotivo acto de clausura del hospital de Ifema, ayuno de empatía y sensibilidad social, se presentó con una infantil e inapropiada mascarilla de tiburones.

Lo penúltimo ha sido una charla con los hermanos escaladores Iker y Eneko Pou en su canal de Youtube, donde, flotando en la nube ególatra del “show business”, confesó que le encantaría ser un mono y que le daban miedo las mujeres (Sheldon Cooper diría: “Interesante. Te dan miedo los insectos grandes y las mujeres... Una mariquita debe dejarte catatónico”), rematando con el chiste sobre las enfermeras, entre risitas de cínico mal gusto.

A ver, siendo grave el exabrupto machista, me parece de aurora boreal que el tipo al que se puede encausar (de hecho está incluido en varias demandas) por ser el encargado de dar la alarma sanitaria, y no darla; renegar de las mascarillas primero, imponerlas después; anunciar muertos y positivos que “desaparecen”; hospitalizados que se “esfuman” durante 20 días; o ser presunto responsable de muertes y contagios, sea condenado por un chiste de pésimo gusto, por el que ya pidió perdón. Dejémoslo ahí.

Para el recuerdo, un baño de realidad de las susodichas, al Sr. Simón: “España se merece que el portavoz de la estrategia contra la actual pandemia sea un experto con mentalidad acorde a los tiempos que vivimos, donde no se bromea con los derechos fundamentales de la mujer, se respeta a las mujeres y a las enfermeras, es decir, a las profesionales que están jugándose la vida en los hospitales”.

Un consejo anónimo que vale para las enfermeras y vale para Simón: “La vida hay que tomarla con amor y con humor. Con amor para comprenderla, y con humor para soportarla”.

Me encantaría seguir con el artículo, pero me falta espacio, y además tengo al Emérito al otro lado de la línea telefónica: “¿Cómo va ese virus, Majestad?”.

Saludos cordiales.

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