Internet mal aplicado
Paseo por la calle, veo el escaparate de una librería, entro, miro los libros de las estanterías, y luego pregunto por uno del que me han hablado. Me dicen que no lo tienen, pero que me lo pueden pedir. Les digo que sí. Me piden el número de mi móvil y me dicen que me enviarán un mensaje en cuanto reciban el libro en unos días. A los pocos días recibo el mensaje diciéndome que ya puedo pasar a recogerlo, disponiendo de siete días. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué mi casa ha de ser la tienda? ¿Por qué debo hacer pagos por internet cuando lo digital permite hacerlo con una tarjeta a la persona que me entrega el pedido? Pues bien, como en la librería, así en todo.
¿Qué intereses esconde esta conducta de comerciar sin ver ni hablar con persona reconocible y localizable? La transacción debe hacerse de persona a persona aunque me entreguen lo pedido en casa. ¿A qué estúpido argumento responde ese deseo de ahorrar en personal sin generar empleo, y de no ser localizados nunca por el cliente (en la nube solo para comprar) cuando nosotros somos totalmente localizables y nos machacan? ¿Qué clase de política quiere desarrollar esto? Me temo que alguien quiere ser dueño absoluto de todo, aunque el todo sea luego un páramo económico en un barrio sin gentes: solo la mayoría selecta en su barrio residencial con sus sirvientes.
Entro en el kiosco, compro el periódico y le digo a la persona que atiende el kiosco: “Cárgueme 5 euros a la suscripción digital de este periódico”. La kiosquera me pide el número del móvil, contacta de alguna forma con el periódico y, al momento (era digital), recibo un mensaje en mi móvil con mi saldo de suscriptor y la contraseña para acceder a la edición digital siendo “usuario” el número del móvil. No es tan difícil. ¿Por qué no se hace? Supongamos estar en pleno confinamiento por la pandemia. Llamo al bar-cafetería de enfrente para preguntar qué menú tienen (pues lo tienen todo dispuesto para atender a la gente sin que esta entre más allá de la puerta), así que a la que vuelvo de comprar el periódico, recojo el menú pedido.
Incluso otras tiendas podrían estar abiertas para atender al cliente a través de la puerta: dentro el personal con un móvil, fuera la persona que compra que habría llamado al móvil de la tienda desde donde podría tener una conversación con el personal por vídeo-WhatsApp. Luego en la puerta estaría la caja donde se ultima la transacción.
No sé por qué nos llevan a un internet digital mal usado con la gente diluida en la nube perdiendo la serenidad y sin comunidad presencial. Cuando toda automatización digital permite lo presencial.
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