Más necesaria que nunca
Hasta hace poco, me sentía, sencillamente, feliz en mi pueblo. Aquí vivíamos bien; aunque no desconocedores y muy conscientes de la complejidad de nuestra sociedad contemporánea. Todos habíamos oído hablar de esa tradición de la modernidad que ponía toda la confianza en la ciencia y hasta pronosticaba el declive o la desaparición de la religión. Nos hablaron del laicismo primero, y luego del relativismo. Ya no nos hace falta que nos hablen de ello. Aunque siempre ha de haber más de lo que hay. Y encima esta maldita pandemia.
La complejidad de nuestro mundo nos lo pone todo muy difícil. A muchos les invita, a pesar de los pesares, a vivir su identidad compatible con la vocación tan humanísima de crear un mundo más humano, mirar con profundidad la condición humana. Pienso que debería ser así, pero me temo que las próximas Navidades sean las más tristes de mi vida.
Pero, a pesar de todo, tenemos que ser más comunidad que nunca. No sé si nos meterán tal vez en casa. Pero hemos de intentar la comunicación humana. Hace ya unos años, una persona muy sesuda nos dijo que había dos formas de discurso: proposicional y narrativo. El discurso narrativo siempre existió en nuestros pueblos. Comuniquemos relatos, ya que estos nunca estarán desprovistos de nuestros mejores sentimientos. Debía sernos todo esto fácil. Bien lo hicieron nuestros mayores. Busquemos las formas de comunicarnos más con los otros. Daremos significado a nuestras vidas y animaremos a los más necesitados. Si no hablamos, ¿cómo podremos entendernos y comprendernos? Y de ello somos muy capaces. La mayor riqueza de la humanidad reside en la capacidad de sus gentes. Apaguemos de vez en cuando la televisión.
Hoy desde cualquier confinamiento vemos mejor que nunca que el ser humano (hombre y mujer) aislado se siente débil, y lo es. No existimos más que en relación y es en la relación donde podemos experimentar ese humanismo sin apellidos ni propietarios, pero sí fraternal y humano. Sin rompernos la cabeza, vamos; pues los mejores pensamientos siempre vienen del corazón. Y seguro que esto no será difícil para el que ame.
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