Por su lenguaje los conoceréis
Entre los años 80 del siglo pasado y el inicio del actual, D. Fernando Lázaro Carreter, prestigioso lingüista y miembro de la Real Academia Española, publicaba periódicamente sus famosos “dardos en la palabra”, artículos en los que criticaba ciertos usos incorrectos de la lengua y que fueron recogidos posteriormente en dos volúmenes con gran éxito de ventas. Uno de estos usos era el creciente empleo del infinitivo como núcleo de una oración, cuando, según argumentaba D. Fernando, es un uso incorrecto por tratarse de una forma verbal que no expresa persona. Pues bien, este uso, tal como preveía el conspicuo lingüista, se ha acrecentado notablemente hoy en día. Hace poco, se oía en un medio de comunicación a un político expresarse más o menos así: “Ante todo, anunciarles que tomaremos las siguientes medidas...”. También aparecía un periodista para dar la información meteorológica de la siguiente manera: “Por último, decir que para el fin de semana se espera un aumento de las temperaturas”. Casi todos recibimos algún mensaje de este tenor: “Estimados compañeros: desearos que estéis bien de salud...”.
Estas personas que así se expresan demuestran dos cosas: o bien que han olvidado (o nunca han aprendido) las más elementales reglas gramaticales que se enseñaban en la escuela y en el instituto, o bien que son unos vagos, ya que poco trabajo les habría costado formular sus expresiones en un español correcto: “Ante todo, quiero anunciarles...”; “Por último, hay que decir...”; “Estimados compañeros: os deseo...”.
De modo que, querido lector, si usted está a punto de votar a un político que habla en infinitivo, no se le ocurra hacerlo, vote a otro, porque, si no sabe hablar, difícilmente sabrá gestionar las competencias del cargo al que se postula. Si usted, querido lector, oye (o lee) a un periodista hablando en infinitivo, cambie inmediatamente de cadena o de emisora y no la vuelva a sintonizar nunca más y, si se trata de prensa escrita, arroje el periódico o la revista a la basura y no vuelva a comprarlo, porque un periodista que habla en infinitivo no respeta a sus lectores (u oyentes), porque desconoce los usos más elementales de la lengua en que pretende comunicar la información. Si usted, querido lector, es el jefe de la sección de recursos humanos de una empresa y se le presenta un candidato que le habla en infinitivo, rechácelo inmediatamente: puede ser cortés y utilizar la consabida fórmula: “Ya le llamaremos”, pero ¡no lo haga nunca!, porque, si el aspirante no es disciplinado con el lenguaje, difícilmente lo será en su puesto de trabajo. Si su médico, querido lector, le habla en infinitivo, desconfíe de él y, si es posible, cambie de médico, porque probablemente errará en el pronóstico o en el tratamiento y quizás usted acabe pronto bajo tierra. Por último, si usted, querido lector, es un estudiante y su profesor le habla en infinitivo... bueno, puede hacerle la pelota para aprobar la asignatura, pero no le preste excesiva atención, porque nada de provecho podrá aprender de quien no conoce la lengua en la que pretende enseñar. Ah, y en caso contrario, es decir, si usted, querido lector, es un profesor y alguno de sus alumnos le habla en infinitivo, bájele unos cuantos puntos en la nota o, mejor aún, suspéndalo para que no se acabe convirtiendo en su edad adulta en un infinitivo parlante.
En fin, “acabar” ya. “Concluir” esta pequeña protesta contra los que “hablar” constantemente en infinitivo. ¡Cuánto daño ha hecho al correcto uso de la lengua la supresión del latín en el sistema educativo!
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