El repetido mantra de nuestra modélica sanidad pública
El domingo 15/11/2020, el programa de Radio Nacional de España titulado "No es un día cualquiera" consideró oportuno tocar el tema de la situación de nuestra sanidad pública y el presentador, al anunciar que se iba a tratar ese tema, recurrió al mantra repetido una y otra vez de que disfrutamos de un sistema público de sanidad entre los mejores del mundo. Intenté entrar en el programa para dar mi opinión al respecto y no lo conseguí.
Tenemos en nuestro país, España (digo España, algo que a algunos parece que les produce sarpullido mencionar), incluyendo a mi entender a ciertos señores/as que, mamando de las ubres privilegiadas del Estado español, aun así, prefieren darle a nuestro país cualquier otra denominación menos la propia, que, mal que les pese a algunos, y por mucho que la rechacen, es España, entérense de una vez por todas, separatistas y progres de nuevo cuño. Digo que tenemos un sistema público de sanidad que, en mi opinión, lleva años haciendo aguas por todas partes. Esto de ahora puede ser disculpable en el sentido de que se trata de una epidemia que nos cayó encima a nivel mundial de algo totalmente desconocido para la ciencia y que nadie sabe aún cómo combatir. Pero yo me quiero referir a como funciona nuestra sanidad pública desde hace años.
Cuando en su día se declaró y aprobó que nuestra sanidad pasaba a ser de tipo universal, y que por tanto se venía a reconocer, más o menos, que todo ser humano que residiera en nuestro país tendría derecho a hacer uso de nuestro sistema sanitario público, por el hecho de residir en España, pues ahí, a mi entender, empezó a agravarse el problema. Se aumentaba de manera exponencial el número de comensales a la mesa, pero no se aumentaba el volumen del menú, con lo cual: aquella tarta que se había cocinado para un número equis de comensales de pronto se decidió que tenía que repartirse entre otros muchos más, lo que hizo que los trozos del pastel a repartir pasarían desde entonces a ser mucho más pequeños que lo eran antes. Con esa medida, los políticos gobernantes del momento pudieron sacar pecho presumiendo de lo muy solidarios que eran al dar derechos a quienes no los tenían hasta entonces, algo muy loable, pero se olvidaron de que la factura o consecuencias de la medida la íbamos a pagar aquellos que, habiendo empezado a cotizar a la Seguridad Social a la temprana edad de los 14 años, al uso y costumbre entonces, resulta que en nuestra vejez nos íbamos a ver en la situación de tropezar con unas vergonzosas e injustas listas de espera para ser atendidos, justo cuando por nuestra edad más lo necesitamos. Señores/as políticos/as, este pastel que ustedes encontraron horneado y bien sabroso no les vino de la nada, salió del sacrificio de quienes les precedemos en edad y tuvimos que sufrir las consecuencias de una nefasta posguerra que nos sometió a un calvario de necesidades y obligaciones que ustedes ahora ni se pueden imaginar. Por favor, por respeto a sus mayores, ténganlo en cuenta y rectifiquen. La cuerda siempre rompe por su punto débil. Nuestra sanidad, en mi opinión, tiene demasiado personal de corbata y poco de bata. Que cada cual entienda la indirecta como pueda y quiera; yo, ahí lo dejo.
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