No es no, y nada más que no
Estas semanas se debate la ley de Presupuestos Generales, el principal instrumento con el que gobiernos y parlamentos demuestran su utilidad. En poco se queda una política si no va acompañada de su correspondiente partida presupuestaria. Por ello, Ciudadanos de Asturias ha publicado sus "Líneas Naranjas", una campaña con la que trasladar sus principales reivindicaciones para las cuentas del Gobierno de Barbón.
De sus tres propuestas destaco una: "No a la cooficialidad". Esta no es solo una postura extraña para un partido que se denomina "constitucional", teniendo en cuenta el carácter que la Carta Magna confiere explícitamente a las lenguas españolas distintas del castellano; lo es también porque una de sus ideas fuerza es la igualdad en todo el territorio nacional, haciendo inaccesibles en Asturias los derechos que defienden en Galicia.
Ciudadanos reconoce la existencia de un problema -de lo contrario, ¿por qué haría falta "defender la cultura asturiana", como indican-, pero no aportan solución alguna. Desde que el Partido Socialista se sumó al barco de la oficialidad, las fuerzas políticas al margen de este consenso han quedado retratadas en una posición que carece de credibilidad por no ofrecer alternativa. Todo lo que tienen que decirnos es que no saben qué hacer, y que no pueden apoyar la única propuesta que hay encima de la mesa. ¿Qué dice esto de su proyecto?
Mientras tanto, en Madrid sostienen que la futura ley educativa será un "atropello" al derecho a estudiar en español. Lo dice el mismo partido que en 2016 defendía una enseñanza trilingüe para las autonomías con lenguas cooficiales, que se debían promover "nuestras lenguas" en el exterior, y que en las escuelas de Andalucía se pudiera estudiar euskera, gallego o catalán.
La posición actual de Ciudadanos solo se explica por el debate sobre la "ley Celaá", y un jacobino modelo de gestión que les hace incapaces de entender la pluralidad de realidades de un país cuya riqueza cultural reposa en su diversidad, que adapta la agenda política de todas sus delegaciones territoriales para reforzar un discurso hecho por y para Madrid, la España dentro de España a la que no le importa tanto toda esa España que queda más allá de sus fronteras.
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