El que crees ser y el que eres
Lo más probable es que tenga muy poco que ver lo uno con lo otro.
Miras tu interior y te dices: coño, vengo a ser como la trilogía unificada de Winston Churchill, George Washington y Julio César. Soy la repera.
Abres entonces los ojos para verte en el espejo e hilvanas tu pensamiento con: Maravillosa conjunción personalizada en esta mi apolínea figura de Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
También puede ser que antes de ponerte a soñar dormido lo hagas despierto diciéndote: Yo creo que la naturaleza tiene algo así como la nube de Internet, que contiene todo el pensamiento humano habido y a mí me ha cocinado con las ideas de Karl Marx, Friedrich Engels y Vladimir Lenin en un caldo de Rasputín. Soy la rehostia.
Lo que has soñado dormido no quieres ni recordarlo al despertar, no vaya a ser que algún psíquico por ahí se entere y la casta fascista quiera mandarte directamente a la hoguera. Prefieres recrearte frente al espejo: Es lógico que las mujeres se pirren por mí. La graciosa curva de mi espina dorsal entre mis estrechos y delicados hombros, unida a la graciosa contracurva ornada con mi hipnótico ombligo, les resulta de lo más sexy. Si a esto unimos la clara inteligencia que anuncia mi despejada frente y la seductora cola de visón que adorna airosa mi nuca, lo dicho, tengo que espantarlas para que no me abrumen. Es lo que tiene ser Pablo Iglesias Turrión.
También existe el observador ajeno, que puede ver a un tiempo al ente que se autoanaliza y lo que refleja el espejo en que se mira el ente. Yo, por ejemplo (procuro no hacerlo porque se me ponen los pelos de puerco espín en peligro), a veces, miro y veo un gorilón del tamaño de King Kong que se cree un experto cirujano, al que el pueblo español le ha entregado, en bandeja de plata, un bisturí descomunal, adecuado a su tamaño, y licencia para que lo utilice a su libre albedrío. Cuando semejante megabicharraco se pone frente al espejo, aparece reflejado el Gobierno de España.
Toma tu tomate y métete donde puedas para que no te mate. Y, desde luego, si te pilla no digas ni mu en español, porque, cuando menos, te corta la lengua.
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