Sociedad sin referentes y administraciones que mienten sin pudor
Nuestra sociedad: empalagosa, malcriada, consumista, caprichosa, ególatra e insolidaria jamás hace nada sin ser obligada (otras sociedades fueron educadas con diferente disciplina y quizás actúan o las fuerzan a actuar con métodos que a nosotros nos parecerían dictatoriales, pues no lo son: cuando alguien pone en riesgo la vida de los demás hay que actuar con contundencia, sin miramientos).
Hace años se morían a miles en nuestras carreteras, solo cuando pusieron radares, multas y retiradas de carné comprendieron y comprendimos que la magnitud del libertinaje y de la permisividad solo conduce a desastres que paga la colectividad por unos pocos inconscientes o irresponsables. No es libertad lo que tenemos, ni sentido común, es una sociedad imposible de aguantar y unas administraciones demasiado permisivas con esta clase de comportamientos que rozan el delito a todas luces.
Vemos a los médicos y sanitarios, con ellos, todos los sectores que llevan el peso enorme de esta crisis pandémica, los vemos pedirnos prudencia para no colapsar los hospitales. ¿Qué hacemos? ¡Colapsarlos!
Vemos a los abuelos morirse. ¿Qué hacemos? ¡Seguir contagiándolos!
Vemos a los autónomos, pequeños empresarios, trabajadores y familiares empobrecerse y hasta pedir para comer. ¿Qué hacemos los demás? ¡Seguir de saraos, reuniones familiares y a nuestra bola!
Vemos a los gobiernos pedirnos quedar en casa y sentido común. ¿Qué hacemos? ¡Esperar a que decreten el estado de alarma para estar obligados a quedar en casa!
Creo que no tenemos remedio si ante una crisis tan brutal como esta, que se lleva a miles de seres queridos, no somos capaces de autoconfinarnos y tomar las medidas de seguridad: distancia, nada de reuniones familiares y de amiguetes, lavarse las manos cada poco y usar la mascarilla bien, cambiándola en el tiempo pertinente, no toquetearla y llevarla tapando la nariz. Si lo hiciéramos bien, ningún sector tendría que cerrar, evitaríamos mucho dolor y muchas muertes.
Para que vean: un grupo de "influencers" (40 energúmenos con menos seso que un perdigón) el sábado fueron desalojados por la Policía en una fiesta en Marbella y sin mascarillas. Estos pazguatos son un referente para la juventud, cuentan con cierta credibilidad en las redes sociales: pues esa es la sociedad a la que me refiero.
Por lo tanto, urge pedir contundencia a nuestros gobiernos y Policía contra los irresponsables, ponen en riesgo la vida y el futuro de los demás.
Anexo: Por pedir que no quede: banda ancha ¡ya! Ante una crisis así, muchos trabajadores podrían trabajar desde casa y no pueden por falta de conexión en condiciones. Empresarios y autónomos también podrían paliar su sufrimiento económico si ustedes se pusieran las pilas en este tema. Qué decir de los nuevos emprendedores que podrían también hacer pinitos, pero no, ustedes a lo suyo. Luego hablan de la España vaciada, no dan oportunidades a nadie, salvo para ustedes. En los alrededores de Oviedo no llega tampoco esa banda ancha, como para llegar a lugares remotos. Prometen y mienten sin pudor, lo que no les consentiríamos a nuestras parejas y amigos se lo consentimos a ustedes. Pues no, señor, no debemos tragar. A trabajar y cumplir.
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