Categoría enfermera, categoría Hemoal
Cuando se anunciaron las medidas de urgencia para la Atención Primaria que tanto enorgullecen a quienes nos gobiernan y dirigen, oí decir a una compañera que nuestra categoría ya no es la de enfermeras, es la de Hemoal.
Una de estas medidas es la instauración de una agenda de demanda no demorable que llevaríamos nosotras.
Esto es, si usted considera que su problema de salud tiene que ser atendido inmediatamente, es citado con su enfermera, que o le soluciona el problema, o se lo apaña hasta que el médico pueda atenderle.
Buena idea. Descenso de los tiempos de espera y aprovechamiento de las enfermeras, porque debemos ser percibidas como desaprovechadas, como que podríamos hacer más. Podríamos, por ejemplo, “aliviar la carga de los médicos”, creo que se decía en este periódico. Toma Hemoal.
Lo que no tuvieron en cuenta nuestros dirigentes es que las enfermeras de Atención Primaria hacemos más que ir a echar la mañana a la consulta, y sin que nadie nos alivie.
De normal, en nuestras mañanas llevamos el control de personas con patologías crónicas, desde hacer el Sintrom a una glucemia; planteamos y supervisamos dietas; hacemos curas, algunas son meses de tratamiento; técnicas de Enfermería, espirometrías, electrocardiogramas...; ayudamos a dejar de fumar; aplicamos tratamientos, vendajes, inyectables...; llevamos programas de salud, como el de la mujer climatérica o el adolescente; vacunamos contra la gripe tardes enteras; tenemos analíticas todos los días...
Y cuando la persona no puede ir al centro de salud, vamos a su casa y hacemos exactamente lo mismo. No es extraño pasar meses yendo tres días por semana a curar los pies diabéticos de una señora que vive en un quinto sin ascensor o a extraer sangre para una analítica a un anciano encamado a las ocho menos diez de la mañana de camino al centro de salud.
Y las urgencias, que priorizan en la agenda sobre lo anterior, también las atendemos. Porque por las mañanas, cuando se llama al 112, los que vamos a la urgencia somos los del centro de salud.
Y además, por herencia de otros tiempos en los que la división del trabajo era por razón de género, tenemos encomendadas tareas como la gestión del almacén para todo el centro, desde los paracetamoles a los rollos de camilla.
Y lo hacemos desde la confianza enfermera-paciente que nos preocupamos en cuidar porque nuestra profesión habla, precisamente, del Cuidado.
Ahora se añaden, lógicamente, las tareas que nos trajo la covid. Lo más visible, el seguimiento telefónico de personas con la enfermedad, unas quince al día y subiendo; el triaje de puerta en el centro y los test de antígenos que nuestro Presidente piensa hacer llegar, no sé cómo, a lo largo y ancho del Principado. Bueno, sí sé, con Hemoal.
Pues entre medias, tenemos que solucionar los “no demorables”, que son por causas tan generales como “mareo”, o “dolor de barriga”, o “tensión alta”, o “problema con la baja”. ¿Tenemos las enfermeras formación para diagnosticar y tratar mareos? ¿Podemos las enfermeras decidir si el mareo es vertiginoso o vagal? Rotundamente no. Y no se soluciona con algoritmos de decisión, se soluciona con seis años de formación universitaria, una especialidad y un título habilitante que ni tenemos, ni queremos.
Total, que al final al paciente que solicite atención no demorable por un problema de salud lo citaremos de urgencia con su médico, que sí tiene formación y habilitación.
¿Se resolvió el problema de salud no demorable? Sí, claro que sí, porque no se queda nadie sin atender, pero a la misma velocidad que con el viejo sistema en el que el administrativo citaba al paciente directamente con su médico sin necesidad de quitar a las enfermeras tiempo para realizar sus propias tareas.
Mientras tanto, se plantea que técnicas que sí son de Enfermería las hagan dentistas o auxiliares. Somos o no somos la categoría Hemoal.
Y ya saben, si llaman al centro de salud, digan que no puede demorarse, que así les verán dos por el precio de uno.
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