Se acabaron las promesas incumplidas, queremos hechos
Dice el alcalde de Pontevedra que “los vehículos necesarios para que una ciudad funcione son muchos menos de los que pensamos”.
Eso lo sabemos todos, es igual a decir que el cambio climático es urgente mientras los componentes de ese Ministerio de Transición Ecológica viven en un piso con calefacción y aire acondicionado, aceras de hormigón y se mueven en coche y avión: decir es practicar con el ejemplo.
Todos sabemos lo que sobra, pero sobra lo de los demás, mientras nosotros usamos y abusamos. Eso es hipocresía.
Los jabalíes llegan al centro de Gijón, también por Oviedo y otras ciudades, destrozan todo, y mientras la gente pasando hambre. Hay carne ahí para surtir a media Asturias, que nadie pase hambre en estos momentos tan crueles. ¿Vieron las colas (incluso en coches de lujo) por todos los países del mundo en busca de comida? La cosa no está como para puritanismos. “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”.
Estamos llegando a unos extremos difíciles de enmendar, estamos prolongando y proyectando un estado emocional que psíquicamente estropea las mentes de todos. El estado anímico nos lo manipulan, ahora la mayoría está concienciada que hay que defender los animalitos, el ecosistema, que estamos acabando con el mundo y por supuesto es de criminales matar animalitos y no dejarlos a todos corretear por las verdes praderas, por los extensos montes, que naden en ríos de aguas cristalinas y cuando destrocen cosechas, pastos y se coman animales domésticos que nos aportan carne, quesos, manteca, leche, huevos... debemos ser considerados, la vida de estos animalitos domésticos no tiene el mismo valor que el de las bestias salvajes.
Hasta yo cuando me estoy comiendo un filete empanado pienso que el rebozo es de un huevo del que podría salir un pollito.
¿Saben lo curioso de todo? Eso del segundo párrafo, ellos siguen viviendo su vida sin remordimiento, solo proyectan lo que les da de rucar a ellos. Ellos no se privan de viajar en avión, coche, calefacción, aire acondicionado, comerse buenos mariscos cocidos vivos... ellos solo conciencian a los demás para seguir con el ruque. De lo contrario practicarían con el ejemplo. Pero no, meten esas bestias en casa de los demás, en los pueblos, allí donde se vive de la ganadería, agricultura y empresas añadidas a las mismas.
Nadie cuidaba mejor el ecosistema que las gentes de los pueblos.
Luego ven a ese Ministerio de Transición Ecológica con su ministra demagoga al frente publicitarse constantemente con la palabra resiliencia, que no es otra cosa que hacernos inmunes a sus manipulaciones, el que podamos superar tanta demagogia en manos de populismos con grandes intereses. Hablan de la España vaciada, mientras la vacían ellos, hacen la vida imposible allí en esos pueblos metiéndoles bestias salvajes de todo tipo.
Eso sí, no les da por invertir un solo euro en ellos, por ejemplo, lo más urgente ahora mismo, poner banda ancha en todos los territorios para potenciar el teletrabajo, para que empresarios y autónomos puedan desarrollar su empresa; para que los emprendedores hagan sus pinitos y les ayude a paliar lo que se avecina, la ruina colectiva.
Mientras se muere gente a miles, mientras los hospitales están colapsados, mientras cierran empresas, trabajadores van al paro, mientras la pobreza avanza sin remedio... ¿de qué sirven la igualdad, el ecologismo, los derechos de nadie en particular, si los estamos perdiendo todos, todos?
Para finalizar, imaginen que su pareja o sus amigos les prometan, manipulen, engañen constantemente, ¿se lo consentirían? ¡Verdad que no! ¿Por qué si consentimos a los políticos todo eso?, ¡ya!, debemos exigirles respeto y dignidad, nada de seguir el juego a quienes por mantenerse rucando hacen dejadez o manipulan a todos. Se acabaron las promesas incumplidas, hechos, queremos hechos.
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