Gobernar no es fácil: virus, refugiados, inmigrantes, pobreza
Se creían que gobernar era aparentar ser, pero no, es implicación, es tomar medidas que gustarán a unos y a otros no, es mojarse en los problemas y no dejarlos fluir como si la cosa no fuera con nosotros... en una palabra, mandar parece fácil desde fuera, desde dentro tiene su intríngulis y no todos pueden sobrellevar tan tremenda carga de responsabilidad y anímicamente deja paralizados a los ineptos en perjuicio de todos.
Si gobernar no es fácil nunca, imaginen en estos momentos cruciales, donde un virus está tirando por la borda nuestra estabilidad social, mental y física. Si añadimos otros problemas que fueron dejando pasar, como son los refugiados e inmigrantes, la tortilla no será de patata y huevo, será miseria y contrasentido.
Cuando alguien se mete donde nadie le llama y no está preparado para ello, suelen ocurrir estas cosas, que ante los problemas se les cae el cielo encima. La mayoría de ustedes no estaban preparados para gestionar nada.
Además del covid, como no salga una vacuna enseguida nos hará un descosido en toda regla a todos, tenemos sobre la mesa el dar salida al desempleo y la pobreza que se avecina, ¿ustedes se ven capaces de solucionarlo? Imposible, quien causa el problema jamás es la solución al mismo. El tema de los refugiados e inmigrantes es tremendamente preocupante, hay que ser sensibles y apoyar en todo a esas gentes, pero de buenismo antropológico no se vive, ni ellos, ni nadie. Recuerdan ir a recibir aquel barco “Aquarius” en Valencia cargado de dolor, esa imagen es lo que son ustedes, “unos queda bien”; de hacerlo un día debieran abrir fronteras para todo aquel que quiera venir, ¿verdad que no es solución, ni para ellos, ni para España, ni para Europa? En efecto, hacen como aquel familiar que recibe a la familia con los brazos abiertos al llegar, pero a la semana está deseando que se vayan; si pasan diez días, los echarán sin pudor. No es la solución tampoco dejarlos vagar por España sin oficio ni beneficio y morirse asco de ver cómo somos en la realidad.
De los refugiados que vienen de zonas de guerra y genocidio hay que darles acogida sin más a todos; con los inmigrantes es otro cantar, aquí debemos reunir a nuestro socios y países de procedencia y entre todos buscar sin otra alternativa posible el invertir allí en esos países de origen para darles medio de vida. A los vecinos en una catástrofe les puedes acoger unos meses en tu casa; mientras, debemos tratar de ayudarles y apoyarles a reconstruirles sus casas para que todos podamos vivir adecuadamente al imperativo habitacional de cada familia.
Tenemos por delante mucho trabajo, hay que ser sensibles y solidarios siempre, pero el buenismo con todos es imposible, hay que exigir a los irresponsables y a los países de origen si no están dispuestos a cooperar en esas inversiones y dejar hacerlo, debemos obligarles por la fuerza, no pueden cuatro mafiosos, dictadores o traficantes de personas seguir teniendo poder en ningún lado. Por supuesto, cuando esos inmigrantes vengan de lugares inhóspitos imposibles para vida humana, darles acogida sin miramiento a ellos y sus familias. Pero debemos incidir sin dilación en la inversión obligada en esos países de origen. En África viven 1.200 millones de personas; para que se den una idea, Europa tiene 740 millones y EE UU tiene 328 millones, ¿ven la magnitud del problema? Pues nuestros dirigentes a lo suyo.
De todos modos, el virus nos colocó a todos en nuestro sitio, nadie es propietario de donde nació, nadie es dueño de su vida, nadie puede decir que podrá gastar su dinero mañana y disfrutar de él, puede que este virus, otra enfermedad o cualquier accidente no los deje llegar a donde su egoísmo e insolidaridad los lleva. La suerte de haber nacido en lugar mejor solo responde a que su mamá los parió allí. ¿Deben pagar ese precio los que nacieron en lugar menos apropiado? Ustedes mismos.
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