Miscelánea

9 de Julio del 2010 - José Manuel Fueyo Méndez (Oviedo)

De sobra sabes, lector, que hay ricachones que piensan que el cristianismo no tiene nada que ver con la cartera y no sienten escrúpulos en estafar o explotar económicamente a sus semejantes durante la semana y acudir el domingo a la iglesia. De sobra sabes que hay personas libertinas que creen que el cristianismo no tiene nada que ver con la entrepierna y pretenden hacerlo compatible con toda suerte de conductas deshonestas. Pues, además de pasar por la cartera y por la entrepierna, el cristianismo pasa también por la carretera, es decir que, a la hora de coger el volante, hay que hacerlo también en cristiano. Para dejarles claro esto a quienes no lo tienen, la Conferencia Episcopal tuvo la idea de organizar cada año una Jornada de responsabilidad en el tráfico y este año dicha jornada fue precisamente el día 4 julio. Dirás que estas celebraciones no sirven para nada, pero más inútil resulta cruzarse de brazos ante los cientos de personas que pierden su vida en la carretera y las docenas que quedan postradas, temporal o definitivamente, en sus camas o sillas de ruedas por mor de los desgraciados accidentes. Para decirlo todo, a los mismos gobernantes a los que unos renglones más abajo encuentro motivos para criticar, en este renglón hay que reconocerles el mérito de haber conseguido reducir notablemente las estadísticas de siniestralidad vial, a base de insistir en los peligros de la carretera, con campañas más o menos impactantes y con los controles de alcoholemia.

Decir que al volante también tenemos que ejercer de cristianos puede parecer de Pero Grullo, pero quizá no lo sea tanto, pues este cura puede certificar que, en veintisiete años de ministerio, no escuchó a ningún penitente acusarse de haber cometido imprudencias en la carretera. No quiero decir con esto que haya que acudir por el confesionario cada vez que pisamos una raya continua o cada vez que conducimos dos o cinco kilómetros por encima de la limitación establecida, pero sí hay que tener muy claro que el «no matarás» del quinto mandamiento incluye todas las conductas que pongan en peligro tanto la vida ajena como la propia, incluidos los excesos de velocidad en la carretera, los adelantamientos temerarios y la conducción bajo los efectos del alcohol.

Hablando de alcohol, a nuestra querida región asturiana le cabe el deshonor de ser la única en la que se permite la ingestión de bebidas alcohólicas a adolescentes de 16 años: otra consecuencia absurda de las «autonosuyas», que tantos beneficios les reportan a los políticos autonómicos y tan pocos a los demás ciudadanos. Así pues, hasta que no se les ocurra otra cosa mejor, tu hija o tu nieta de 16 años puede beber alcohol, puede abortar sin tu consentimiento, no puede votar y hoy puede fumar en el bar de la esquina, pero mañana no. Vamos, que, a este paso, vas a tener que llevar apuntado en la agenda lo que el Gobierno le permite y le prohíbe a tu hija o a tu nieta. Como ves, treinta y pico años después del fin de un régimen totalitario, quedan todavía rescoldos de totalitarismo entre los gobernantes. Hablando de totalitarismo, cuando el Gobierno y su entorno ya se frotaban las manos por la caída de audiencia de la cadena Cope, Ies ha crecido en las posaderas un nuevo furúnculo, con el importante ascenso de la cadena televisiva Intereconomía. Y el que nuestro paisano José María García llamaba, con parte de razón, «imperio del monopolio» ya inició el acoso a la mentada cadena. Esperemos que no se repita el vergonzante proceso seguido en su día por el «felipismo» contra Antena 3 Radio, a la que acabó borrando del mapa mediático. Por lo demás, confieso que lo que llevo visto de la cadena Intereconomía no me entusiasmó demasiado. Y no lo digo porque esa cadena sea peor que otras, sino precisamente porque es igual, porque cae en los mismos defectos que casi todas. Poco más da que el maniqueísmo y el antagonismo destructivo y bipolar nos lo venda la Sexta que Intereconomía, el diario «Público» o el semanario «Alba», la cadena Ser o la Cope... porque no deja de ser patológico y negativo para la convivencia. Así pues, si no quieres contagiarte con este peligroso virus y aceptas un consejo, este cura te recomienda que veas, leas y/u oigas distintos medios y de diversas tendencias: la pluralidad te acercará más a la verdad.

José Manuel Fueyo Méndez,

Párroco de Nuestra Señora de Covadonga, Oviedo

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