El despropósito de las mascarillas
A principios de año, las mascarillas pasaron a ser un complemento más para la sociedad; en España, el Gobierno consideró imprescindible el uso de estas durante la pandemia. Esta medida, en la que fue pionera Cataluña, continúa vigente en las comunidades autónomas del país.
Las mascarillas reducen la propagación del virus, son obligatorias y debemos llevarlas por el bien de todos; es evidente que producen un gasto económico extra para las familias, que piden abaratarlas más. Esta semana, tras la autorización oficial de la Comisión Europea, el Ministerio de Sanidad ha publicado en el BOE la orden que regula que las mascarillas quirúrgicas no podrán costar más de 0,62 euros. Esto supone una reducción del 21% al superreducido 4% de IVA.
Aun así, el precio de las mascarillas sigue siendo un despropósito. No se trata de cuáles debemos usar, sino de cuáles nos podemos permitir; esta reducción solo se aplica sobre las mascarillas quirúrgicas, dejando fuera las FFP2, las higiénicas o las de tela. Ahora, el foco de los consumidores españoles está en países como Italia, Bélgica o Países Bajos, que están exentos de este impuesto.
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