La vacuna y el sentido común
La lógica reacción de optimismo ante las noticias que anuncian la inminente llegada de las vacunas y la euforia de los políticos avanzando que se va a inmunizar a la mitad de la población antes del próximo verano contrastan con la prudencia de las autoridades sanitarias, que no quieren lanzar las campanas al vuelo mientras no se confirme la seguridad, la eficacia y la aprobación de las mismas por los correspondientes organismos.
No es mi intención echar un jarro de agua fría sobre las esperanzas de una sociedad que se siente atemorizada, pero las prisas no son buenas para nada y menos para cuestiones como esta en las que está en juego la salud de todos.
Me parece aventurado que el Gobierno esté anunciando ya, a bombo y platillo, que a principios de año se va a proceder a la vacunación de la mitad de la población, cuando aún se desconoce si las vacunas que supuestamente van a llegar lo van a hacer con las debidas garantías, que no son otras que la aprobación de todos los ensayos y el visto bueno definitivo para su aplicación. Mientras no sea así, pienso que es de sentido común que se eviten especulaciones y declaraciones que solo parecen perseguir titulares.
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