¡¡Manos arriba, esto es un atraco!!
Así comenzaban hace años los robos, pero ahora se llevan a cabo mediante reuniones en los palacios regionales y entidades públicas, con luces, taquígrafos y toda la parafernalia al uso para no llegar a ninguna parte y proponer otra reunión para aclarar la anterior en la que no se había contado nada y vuelta a empezar.
En Asturias una cosa es hablar de la política y los políticos… otra de la política y los políticos actuales… y otra, incomparable, es hablar de la «banda de Jesusín». Una serie de salteadores de caminos que se amparan en unas siglas, las de Izquierda Unida (IU) para poder seguir manteniendo su posición de privilegio contra viento y marea, ninguneando a todo aquello que se les ponga por delante y amparándose en la toma de decisiones de sus consejos en los que están ellos mismos y sus adláteres, como la monarquía en la que los hijos suceden a sus padres, unos en puestos de mando y otros en la obediencia debida.
El inigualable Groucho Marx es a mi parecer quien mejor define la forma de entender la política de estos facinerosos: «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados».
Es clavado a lo realizado en los últimos días por la Sra. Camafeita y Cia. Sus presuntos compañeros votan en Madrid contra el recorte de sueldos de los empleados públicos, en el Congreso de los Diputados; en Asturias en la Mesa de la Junta, ella misma lo vota para los funcionarios de la Junta General y luego a la hora de poner claro su voto a los empleados públicos de Administración y servicios, la Sanidad y la Educación nos damos cuenta de la gran verdad de aquello que decía Saavedra Fajardo de que «todo el estudio de los políticos se emplea en cubrirle el rostro a la mentira, para que parezca verdad, disimulando el engaño y disfrazando los designios». Llegando por ello a esta conclusión, en la reunión del pasado día 1, al ver el nerviosismo, los balbuceos y el comportamiento final abandonando la sala e imprecándonos a salir del recinto o a ser expulsados del mismo, porque estos trileros de la política creen con fruición que, como decía el británico Chesterton, «democracia significa gobierno por los que no tienen educación y aristocracia significa gobierno por los mal educados». Lo malo (o lo peor) es que esta banda cree de verdad, como lo creía Stevenson, que «la política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación». ¡Y vaya si lo creen! ¿Cómo si no se explicaría la colección de iletrados, analfabetos funcionales, pésimos gestores, ineptos, inútiles, calamidades, etcétera que viven de la mamandurria política o en alguna que otra sinecura gubernamental?
De todos modos y en conclusión, la culpa no la tienen estos malhechores, la culpa es nuestra. Sí, nuestra, de todos y cada uno de nosotros, porque como decía Camus, «la tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas». Tenemos elecciones en poco tiempo y aunque se cambien de siglas les vamos a seguir la pista, porque no podemos meterlos en la cárcel pero sí negarles nuestros votos y somos muchos.
José Aurelio Castaño Castaño, delegado sindical de USIPA en el Principado de Asturias
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