Desesperanza aguda
La presión a la que estamos sometidos los y las jóvenes de este país aumenta cada día. Con frecuencia la incertidumbre y la inquietud nos hacen preguntarnos qué podemos esperar del futuro. Hemos oído decir en muchas ocasiones que las nuevas generaciones viviremos peor que la de nuestros padres, pero la magnitud de esta desesperanza parece no tener límites. Por si no teníamos suficiente con unas condiciones laborales pésimas o el precio desorbitado de los alquileres, llega una pandemia que lo acaba de despedazar todo. A los jóvenes se nos exige que nos impliquemos y que adoptemos un rol activo en la sociedad. Ahora bien, ¿con qué perspectiva? No paran de repetirnos que somos la generación más formada de la historia, pero nadie dice que también somos la generación de la falta de oportunidades. Si a esto le añades las consecuencias derivadas de la Covid, como la reducción de las relaciones sociales y las clases virtuales, no hay que ser médico para hacer el diagnóstico: desesperanza aguda.
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