Doctor Fanjul, todo vocación
Querido doctor Fanjul, que estás en los cielos: No hay nada tan reconfortante para unos padres primerizos en esos momentos críticos en que su criaturita de escasos meses llora sin tregua, tiene fiebre altísima, vomita sin cesar, hace caca verde... como dar con un ser todo vocación, intuición certera y entrega más allá del límite, que escogió por profesión médico-pediatra ¿o más bien la profesión lo escogió a él?
Pues bien, ese ser era y seguirá siendo para todo Oviedo nuestro querido Fanjul, que para coronar el ramillete de virtudes que lo engloba era nuestro vecino. Marcar su número y a continuación entrar en su casa, fuese la hora que fuese, donde reinaba un entrañable caos: su perra «Xana» merodeando, su Santa (así se dirigía cariñosamente a su esposa) cigarro en boca, juguetes en el pasillo a total disposición de sus pacientes y, sobre todo, su buen talante, su ironía...
Recuerdo un día que le hizo un frotis a mi hija mayor en el descanso de la escalera, porque en ese momento se tenía que ir a Limanes...
Tambien recuerdo algún domingo que vino a casa a ver a mi hijo, porque «veovos un poco agobiados»... Su célebre expresión cuando el niño tenía fiebre: «Hay que esperar a que lo que tenga dé la cara».
Todo ello suponía un soplo de aire fresco en toda regla para unos padres cardiacos que desconsolados acudían a él y ponían con total tranquilidad a su hijo en sus manos.
Cuando cerraba su puerta al despedirse nos transmitía a través de su buen hacer y mejor sentir el reposo y el sosiego que íbamos buscando a la par que la total seguridad de que siguiendo sus pautas nuestro hijo mejoraría sí o sí.
No se quedaba ahí su buen hacer, sino que como buen profesional e implicado al máximo siempre seguían a sus consultas varias llamadas a modo de seguimiento interesándose por la evolución del pequeño.
Por todo ello y por mucho más, los que le conocimos y tratamos echamos en falta el reconocimiento y agradecimiento oficial por parte de la profesión médica. No olvidemos que hablamos del que en su dia fue el director del Servicio de Urgencias de Pediatría. Que en algún periódico regional se le hubiese rendido un merecido homenaje, una reseña, no hubiese estado nada mal...
Querido Fanjul, que sepas que con tu aureola de santo en forma de fonendo al cuello llegaste a lo más hondo de nuestros corazones a lo largo y ancho de tu intensa pero injustamente breve vida.
... Santificado sea tu nombre. Amén.
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