La triste Navidad que nos llega...
Nos avisan los políticos, los nacionales y los regionales, que este año las Navidades van a tener que ser muy distintas. Es decir, nada nuevo, eso ya hace tiempo que lo sabemos. Los expertos en el asunto, esos que dicen controlar el tema sanitario español, nos advierten a todas horas y hasta la saciedad que la mejor vacuna -mientras no nos inyecten el milagroso antídoto- es la responsabilidad y el sentido común de cada uno de nosotros. De lo que no parecen darse cuenta nuestros políticos cuando decretan normas y más normas, prohibiciones y recomendaciones, es de que los ciudadanos de este país somos poco responsables, más bien todo lo contrario: somos campeones europeos en irresponsabilidad.¿Cómo se explica usted si no, estimado lector, que mientras centenares de médicos, sanitarios y todo el personal de la sanidad pública y privada del país luchan hasta la extenuación en los hospitales para salvar vidas, todos los fines de semana grupos de jóvenes en toda España se dediquen a celebrar botellones, sin ningún tipo de protección frente al covid?, ¿cómo habría que calificar estas actitudes de nuestra juventud?...
Por todo ello, dudamos mucho que ante las ya próximas fiestas navideñas las medidas anunciadas por el Gobierno vayan a dar ningún resultado. ¿Realmente se creen ustedes que en las cenas familiares de Nochebuena solo se van a reunir un máximo de seis personas? ¿Se creen ustedes que la noche de Fin de Año los ciudadanos van a respetar el toque de queda fijado para la una de la madrugada?
En mi modesta opinión, creo que los políticos pierden demasiado tiempo decretando recomendaciones y prohibiciones para los ciudadanos. No se dan cuenta, o no lo quieren ver, que todas esas normas y decretos tendrían que ir acompañados del personal necesario para la correspondiente vigilancia sobre el cumplimiento de las mismas.
Desgraciadamente, una buena parte de la ciudadanía todavía no tiene asumida la gravedad de la situación en la que nos encontramos en España. Estas Navidades, si no se produce un verdadero milagro, el maldito virus correrá como la pólvora entre los ciudadanos, y en el mes de enero comprobaremos cómo las irresponsabilidades navideñas de unos cuantos las vamos a pagar muy caras todos.
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