Los Leader, un pastel muy apetecible
Leo ayer en este diario que “Asturias podría perder 4,5 millones de euros de ayudas de la UE destinados a los famosos programas Leader”, para la mejora y desarrollo del medio rural asturiano.
Desde que hace 25 años, trabajando como corresponsal de este periódico, me enteré que algunos alcaldes de la época disponían de una Visa oro a cargo de los fondos Leader, para sus gastos personales, sin que nadie los controlara, me di cuenta de que los dineros que nos llegaban de la UE no estaban precisamente en las mejores manos para ser repartidos con limpieza y con equidad.
Con el paso de los años, las famosas ayudas europeas se convirtieron en todo un apetitoso pastel que los alcaldes, no todos, utilizaron para perpetuar sus famosos círculos clientelares. Algún espabilado empresario hasta creó un periódico para dar jabón a los alcaldes de la comarca, a cambio de sustanciosas subvenciones. Es decir, el dinero europeo, aunque siempre han presumido de repartirlo con gran transparencia, lo cierto es que no era así. Para empezar, los programas Leader, lejos de ser una herramienta ágil y dinámica en su aplicación, pronto la convirtieron en un gran laberinto burocrático, lento y complejo, creando la desconfianza entre quienes se arriesgan a la aventura de montar un negocio.
Para complicar aún más las cosas, hace diez años el Gobierno del Principado decidió introducir una curiosa modificación respecto a la decisión final de adjudicación y aprobación definitiva de los proyectos. La Consejería de Medio Rural consideró más acertado que no fuesen los presidentes de los grupos GAL (Grupos de Acción Local) de cada comarca, es decir los alcaldes, los que tuvieran el poder decisorio de aprobación, sino que sería la Consejería la que tendría la última palabra: texto copiado del BOPA 16-12-2010 (“El convenio de colaboración entre el Principado de Asturias y la Asociación Grupo de Desarrollo Rural Bajo Nalón para la Ejecución del Eje Leader del Programa de Desarrollo Rural del Principado de Asturias 2007-2013 en su ámbito territorial de intervención, suscrito con fecha 20 de noviembre de 2008, establece que la Consejería de Medio Rural y Pesca deberá supervisar los procedimientos de gestión de los Grupos y aprobar con carácter previo los criterios de selección de baremación y selección de solicitudes de ayuda”).
Según nos cuenta este diario, se ha producido un “atasco” entre los funcionarios de la Consejería, y, sobre todo, el propio consejero y demás asesores que le acompañan en su amplio gabinete, se les han atragantado los proyectos presentados, dentro de unos plazos muy ajustados, lo que pone en peligro que todos los expedientes puedan no estar aprobados dentro de los plazos que fija el calendario de la UE. Es decir, los asturianos podríamos perder 4,5 millones destinados a inversiones en el campo asturiano. ¿Cómo habría que llamarle a esto?: muy fácil, incompetencia, inutilidad e irresponsabilidad política.
Algunas reflexiones sobre los programas Leader
“La falta de acuerdos en los objetivos de la metodología Leader es origen de muchas confusiones, dando lugar a enfoques diferentes y expectativas desmedidas. El enfoque Leader no es la solución al despoblamiento del medio rural, ni la salvación financiera de los pequeños municipios, ni la varita mágica de crear empleo rural. En la modesta iniciativa Leader, el protagonismo tiene que ser de la comunidad local organizada en grupos. El protagonismo de los grupos de acción local deberá ser real, decisorio, con capacidades ejecutivas. Las acciones con metodología Leader no son como los presupuestos participativos. Tampoco son consejos vecinales comarcales, ni entidades colaboradoras de las administraciones públicas, aunque los grupos pueden realizar esas funciones. Los grupos de acción local son organizaciones privadas, no entidades públicas, aunque integre a los ayuntamientos y aunque se financien con presupuestos públicos.
La dificultad que entraña la puesta en marcha y el correcto funcionamiento de los grupos de acción local, más allá de los problemas de dinamizar determinadas zonas, es la necesidad de poner de acuerdo con todos los agentes implicados para que sepan de lo que se trata, para que no tengan objetivos distintos. En las administraciones públicas, los representantes políticos, acostumbrados a ser los únicos depositarios de la legitimidad democrática, deben comprender y aceptar que dicha legitimidad la comparten con las organizaciones de la sociedad civil, lo que no resulta fácil en muchas ocasiones.
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