Husmear
Nuestro presidente del Gobierno "social/comunista" en palabras de nuestro segundo vicepresidente, no desde el humilde Vallecas sino desde su "dacha" de la rica sierra madrileña, se comporta no como un presidente, sino como un vulgar envidioso y cotilla que aprovecha la ausencia del vecino para husmear en su jardín y quizá, dado su poco respeto por la formalidad de su cargo, para hacerlo sin "hus".
¿Cómo es posible que el presidente de un país asolado por una pandemia en el que se desconoce hasta el número de fallecidos en casi un año no haya visitado un solo hospital y se le ocurra hacerlo precisamente cuando la presidente (segunda acepción de la RAE para presidenta) de la autonomía donde está el hospital visitado se encuentra ausente y el propio alcalde de la ciudad se entera por la prensa? Pongamos que hablo de Madrid. Es posible porque estamos en un país donde se inaugura un magnífico hospital diseñado y construido en tiempo récord para pandemias, pero con capacidad para todo tipo de dolencias, y no asiste a la inauguración el ministro del ramo por problemas de agenda. Y es posible también porque quienes se autocalifican como representantes del colectivo sanitario, es decir, los sindicalistas que nunca trabajaron, protestan por la construcción de un hospital público con el que se pude evitar el colapso general en los hospitales, especialmente en las UCI.
Su ignorancia les lleva a protestar porque su coste supero el presupuesto y por ello, ignorando que un presupuesto es un "supuesto previo" que, si se cumple exactamente, nos están engañando cuando no timando. Los proyectos son generalistas y se van completando durante su ejecución.
Es la primera vez que se protesta por la realización de un gran hospital público en una región con más de siete millones de personas sin contar las áreas próximas, a las que también podrá atender sin dificultad.
Son tan ignorantes que no se enteran de que quienes hacen el "caldo gordo" no necesitan hospitales públicos, por eso no asisten a su inauguración, ya se ocupan ellos de ingresar en los privados. La vicepresidente primera, la egabrense (no es un insulto, es natural de Cabra) Carmen Calvo, pasó el covid ingresada en el Ruber, hospital privado de gran calidad ¡Enteraros!
En otro orden de cosas, a la vasca Celaá poco le importan los colegios públicos, es todo fachada, sus padres ya se ocuparon que estudiara en un colegio privado y ella hizo lo mismo con sus hijos.
Y para terminar, nuestro querido presidente se doctoró, de aquella manera, en una universidad privada católica. Solo digo lo que diría Trillo.
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