Obedecer a Dios antes que a los hombres
En las últimas horas se han conocido declaraciones contradictorias dentro del Partido Popular en relación con la entrada en vigor de la nueva ley abortista que han sido bruscamente zanjadas por la dirección nacional del PP al afirmar que aunque una ley no guste, "hay que cumplirla".
Éste es el momento de afirmar que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, aunque eso lleve al martirio, no de la vida, pero sí del puesto de trabajo de los gobernantes, porque también ellos necesitan objetar en conciencia.
No se trata de un asunto menor u opinable, sino de una cuestión de vida o muerte en la que la obligación de un político católico es oponerse con todas sus fuerzas, y hasta las últimas consecuencias, a una legislación inmoral y para no caer en una verdadera tiranía que pisotea las conciencias.
Ante la entrada en vigor de esta nueva ley del aborto, la Comunión Tradicionalista Carlista advierte, una vez más, del peligro de caer en el engaño de considerar que pudiera haber una ley admisible, la de 1985, apoyada por el Partido Popular, y otra "inadmisible", la de 2010, respaldada por el PSOE. Ambas leyes son igualmente contrarias al derecho fundamental a la vida desde la concepción hasta la muerte natural y, por tanto, no pueden ser legítimamente apoyadas por ningún político o gobernante cristiano.
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